09 julio 2008

Biocarburantes: a Europa se le atraganta el 'petróleo verde'

MANUEL ANSEDE - Madrid -
La Unión Europea no conoce el verdadero efecto de los biocombustibles en el medio ambiente y el precio de los alimentos y, por eso, ha decidido caminar con pies de plomo. En los últimos meses, las malas cosechas, el aumento del consumo en China e India, el desbocamiento del precio del petróleo y la especulación inmoral en los mercados se han confabulado para provocar un alza en el precio de los alimentos. Sin embargo, algunos informes, como el estudio interno del Banco Mundial publicado la semana pasada por el diario The Guardian, culpan a los biocombustibles del 75% de la subida del coste de los alimentos en los últimos años.
Ante este panorama confuso, la UE ha resuelto matizar su apoyo a los biocarburantes. La Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo votó el pasado lunes una resolución no vinculante para disminuir el actual objetivo de un 10% de utilización de biocarburantes en el sector del transporte en 2020 hasta un 4% en 2015. Además, este 4% deberá incluir un 20% de electricidad o hidrógeno procedente de fuentes renovables, biogás u otras futuras fuentes no basadas en vegetales. Si la Comisión de Industria aprueba en septiembre esta propuesta, el Europarlamento revisaría en 2015 su objetivo para 2020 en función del conocimiento disponible.
La europarlamentaria socialista María Sornosa votó el lunes a favor del recorte. "La única verdad es que no sabemos qué efectos están teniendo los biocombustibles, por eso somos prudentes", admite. En su opinión, el alza del precio de los combustibles fósiles, el aumento del coste de los alimentos y la crisis de las entidades financieras han creado un embrollo indescifrable que requiere un mayor tiempo de análisis. "Es un momento de gran incertidumbre y estamos demasiado cerca de los problemas como para verlos en perspectiva; todos tenemos miedo a equivocarnos, pasarnos o no llegar", reconoce.

Una señal política
Para la también europarlamentaria socialista Inés Ayala, que asimismo votó sí a la resolución, el gesto no es un paso atrás en la política de apoyo a los biocombustibles. "No estamos, en absoluto, en contra de los biocarburantes, pero queremos dar una señal política de que es necesario incentivar los de segunda generación y no apostar de manera irresponsable por los que compiten con la alimentación", aclara. Para Ayala, los agrocarburantes se han utilizado como "chivo expiatorio" en un debate marcado por "la especulación en el mercado de futuros y los fuertes intereses del lobby petrolero para evitar la diversificación de los combustibles".
El jefe del departamento de biocarburantes del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), Carlos Fernández, coincide con Ayala en señalar la demonización del sector: "Es mucho más fácil culpar de la subida de los precios a los biocombustibles que al sector energético o al fósil". A juicio de Fernández, existe una turbia campaña mediática contra el antaño petróleo verde. Y pone un ejemplo: el año pasado, el lobby alimentario de EEUU, la Grocery Manufacters Association, encargó a una empresa de comunicación una campaña que ligara en la conciencia pública la producción de bioetanol a partir de maíz con la subida del precio de los alimentos. "Es muy fácil poner a un niño hambriento en la televisión y decir que le estamos dando su comida a un coche", explica, "pero el precio del arroz se ha triplicado y no se utiliza para biocarburantes; ese argumento es pura demagogia".
Para el responsable de biocarburantes del IDAE, adscrito al Ministerio de Industria, el actual objetivo del 5,75% de utilización de biocarburantes en 2010 y 10% en 2020 es "totalmente realista".
Sin embargo, en opinión de la responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace, Sara Pizzinato, la propuesta del lunes se queda corta. "Nosotros queremos que se elimine el objetivo, porque los biocarburantes tienen muchos efectos negativos y su aportación a la reducción de gases de efecto invernadero es cuestionable", explica. La ONG demanda que se adopten criterios de sostenibilidad "exigentes" antes de fijar cifras concretas. A su pesar, los ecologistas y el lobby petrolero tienen un mismo objetivo. A esto llama la UE un "panorama confuso".

El debate sobre los biocombustibles
Una apuesta decidida por el medio ambiente
A favor. Por Roderic Miralles, presidente de APPA Biocarburantes

Hace un par de meses, la Comisaria Europea de Agricultura, Mariann Fischer Boel, afirmó públicamente que los biocarburantes “se han convertido en el chivo expiatorio”. Efectivamente, los biocarburantes, alabados antes por todos, parece que son ahora el blanco de las críticas de muchos, que defienden intereses propios –la mayoría– o carecen de los más mínimos conocimientos técnicos. El resultado es una opinión pública desinformada, cuando no gravemente confundida o, peor aún, manipulada, en temas que nos afectan a todos: la escalada de los precios del petróleo y su preocupante repercusión en la economía mundial, la necesidad de erradicar el hambre, el reto de dejar un planeta saludable a las generaciones futuras… Existe una práctica unanimidad en la UE en dos cuestiones. Por un lado, la necesidad de que todos los países utilicen un porcentaje creciente de biocarburantes en los combustibles del transporte. En la actualidad, se cifra en un 10% para el horizonte del año 2020. Los líderes europeos, basados en estudios técnico-económicos, sociales y medioambientales, no tienen la menor duda de que es imprescindible apostar por los biocarburantes. Por otra parte, existe unanimidad en cómo hacerlo. Así, el proyecto de directiva de energías renovables establece que ese porcentaje estará condicionado a unos requisitos de sostenibilidad: reducción de, al menos, un 35% de las emisiones de los biocarburantes en relación a los carburantes fósiles y la exclusión de utilizar materias primas procedentes de tierras con un elevado valor de biodiversidad. Un último apunte: ¿cuándo exigirá la UE requisitos de sostenibilidad a la industria petrolífera o alimentaria?Termino con otra cita de la comisaria Fischer, muy aclaratoria y hasta un poco castiza: “Aquellos que ven a los biocarburantes como la culpable del reciente aumento de los precios de los alimentos no verían un elefante ni aunque se les pusiera delante”.

Los agrocombustibles deben desaparecer
En contra. Por Liliane Spendeler, secretaria general de Amigos de la Tierra
Amigos de la Tierra se alegra de que el Parlamento Europeo haya decidido reducir de forma significativa los objetivos obligatorios de introducción de agrocombustibles, si bien renueva su llamamiento a la supresión de todos los objetivos. La decisión de los eurodiputados está totalmente justificada por las cada vez más numerosas evidencias sobre la contribución de los agrocombustibles a la crisis alimentaria, su impacto sobre la biodiversidad, en particular en los países en desarrollo, y su escasa aportación para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Sustituir de forma obligatoria un porcentaje de combustibles fósiles por combustibles de origen agrícola pasa obligatoriamente por grandes extensiones de tierras dedicadas a este fin y un abastecimiento procedente de importaciones. De allí los graves problemas tanto ambientales como sociales que generan.
Según un informe del Banco Mundial, los agrocombustibles son responsables de hasta un 75% de la actual crisis de los alimentos. La creciente demanda en agrocombustibles provoca una reconversión de tierras, una importante deforestación y la desecación de bosques pantanosos de turbera, que a su vez se traducen en conflictos sociales y emisiones de gases de efecto invernadero. En Indonesia, por ejemplo, las empresas de aceite de palma ya han acaparado 7,3 millones de hectáreas de tierra para plantaciones, con el resultado de 513 conflictos en marcha entre empresas y comunidades. La mitad de la pérdida del hábitat del orangután durante la última década ha estado asociada al aceite de palma, e Indonesia se ha convertido en el tercer país emisor de gases de efecto invernadero.Por otro lado, los agrocombustibles no han demostrado aportar beneficios en la lucha contra el cambio climático. El Gobierno británico publicó esta semana una amplia revisión sobre los efectos indirectos del uso de agrocombustibles en el transporte, en el cual recoge que no hay todavía métodos para contabilizar de forma completa sus emisiones.
PUBLICO, Miércoles 9 de julio de 2008
Imagen: Público

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