13 octubre 2009

Llegan las carreteras inteligentes

POR ANNA GRAU
Lo llaman “carreteras inteligentes” porque la idea es que las señales dejen de estar pintadas en el suelo para ser bombillas LED que se iluminen durante la noche y que además actualicen en tiempo real la información, por ejemplo si hay animales sueltos o derrumbes en la zona. Pero la innovación más importante es la de sustituir el asfalto de toda la vida por paneles solares.
La res de carreteras de Estados Unidos podría convertirse en la mayor reserva energética soñada jamás con capacidad para abastecer tres veces el consumo del país, y casi, la totalidad de la demanda mundial. Esa es la promesa de Solar Roadways, una empresa estadounidense que ya ha recibido una ayuda de 100.000 dólares del Departamento de Transportes para empezar a investigar su idea. Sobre el papel el planteamiento es impecable y además es muy oportuno. No sólo muchas autopistas, puentes y carreteras de Estados Unidos se están cayendo a trozos y necesitan urgente reparación – muchas infraestructuras son de hace 40 ó 60 años - , sino que el Estado está ávido de invertir en obras faraónicas. Es una manera de dar trabajo y dinamizar la economía.
Si encima las obras que se proponen tienen visos de reducir la dependencia energética de los combustibles fósiles que más contaminan, y que encima se producen en países hostiles al Tío Sam, la idea ya es para enmarcarla. Lo que propone Solar Roadways equivale a matar no dos sino media docena de pájaros de un tiro.
De un plumazo mejorarían tanto la seguridad vial como el medio ambiente. Sin ir más lejos la energía acumulada en los paneles solares permitiría recargar sobre la marcha los coches híbridos o eléctricos, que podrían así recorrer largas distancias con perfecta autonomía, volviéndose mucho más competitivos con los coches de gasolina.
Pero lo mejor es el potencial de acumulación energética. En Estados Unidos hay más de 40.000 kilómetros cuadrados de superficie asfaltada, sin contar edificios y otras construcciones, y esa cifra no para de multiplicarse cada año.
Calculando que todos esos kilómetros cuadrados se recubrieran de paneles solares al actual nivel de eficiencia, que es muy bajo – la mitad de lo que podría ser con la tecnología ya actualmente disponible -, y contando con una media de 4 horas de luz diurna máxima al día (1.460 horas al año) se obtendrían entre 13.000 y 14.000 kilovatios/hora de electricidad. Según datos de la Administración citados por Solar Roadways en su sitio web, los Estados Unidos consumieron 4.372 kilovatios/hora en el año 2003. El resto del mundo consumió aproximadamente 14.768, lo cual queda sólo ligeramente por encima de las posibilidades que ofrece la empresa. De cumplirse todas estas expectativas, sólo aumentando un poquito la eficiencia de los paneles solares al uso, Estados Unidos podría proveer toda la energía mundial.
Ahorro de emisiones
Eso sin contar con la gran cantidad de emisiones de CO2 que dejarían de ser necesarias para generar la energía eléctrica. Se podrían cerrar de un plumazo todas las plantas de carbón de Estados Unidos que generan el 93 por ciento de esas emisiones y que son la obsesión de los climatólogos, conscientes de que a corto plazo nadie conseguirá reducir el consumo de petróleo de India y China. Las “carreteras inteligentes” podrían dar un respiro en la lucha contra el cambio climático cortando por la mitad los factores que lo producen.
Pero todos estos datos no significan que el proyecto no tenga detractores o incluso enemigos. Hay quien cree que los paneles solares no son una superficie segura sobre la que circular, y que podrían causar accidentes. Hay quien desconfía de que resulten tan baratos y tan sencillos se hacer como promete la empresa De todos modos resulta difícil resistirse al embrujo de la propuesta de capturar el calor abrasador que muchas carreteras americanas semidesiertas “escupen” cada día como un aliento diabólico que se pierde. Es como meter un genio dentro de la botella.

ABC – NATURAL, Viernes 9 de octubre de 2009

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