11 diciembre 2010

El apoyo de EE UU, China y Japón acerca el pacto en Cancún

RAFAEL MÉNDEZ | Cancún (Enviado especial)

El texto sobre la mesa incluye peticiones de todos los bloques: deja para 2011 la decisión sobre si habrá un acuerdo que sustituya al Protocolo de Kioto, reconoce que los compromisos presentados hasta ahora no basta para estabilizar el clima, los países ricos se comprometen a movilizar 100.000 millones de dólares al año en 2020, incluye un pacto para reducir la deforestación y, sobre todo, incluye en Naciones Unidas los compromisos de recorte de emisiones que los países enviaron de forma voluntaria a la ONU tras la Cumbre de Copenhague.

El borrador apunta a una prórroga de Kioto antes de 2012, cuando expira el actual periodo de cumplimiento. Esa era una exigencia de los países en desarrollo. A cambio, como pedía Japón, esa continuidad está supeditada a que avance la otra vía de negociación abierta, en la que están incluidos EE UU y China, que, por distintos motivos, no tienen limitación de emisiones. "El texto no apunta a la muerte de Kioto sino todo lo contrario", ha declarado la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera.

EE UU se da por satisfecha con cómo queda reflejada la transparencia que exigía en la reducción de emisiones de China. Habrá consultas internacionales pero no serán "ni intrusivas, ni punitivas y respetarán la soberanía nacional". Si el texto sale adelante, solo habrá consulta internacional obligatoria si las emisiones se reducen con dinero internacional. Para los países en desarrollo que limiten sus emisiones sin dinero del primer mundo -China ha dicho en alguna ocasión que no lo necesita- esa obligación de información se reduce y se convierte en una opción.

Los ecologistas han mostrado su satisfacción porque el texto incluye alusiones a la gravedad del calentamiento y alude a la reducción de emisiones que pide el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). Esta mención es muy significativa de lo despacio que avanza la negociación. En la Cumbre de Bali, de 2007, la UE insistió en que se incluyera el rango de reducción de emisiones (entre el 25% y el 40%) para los países desarrollados que pedía el IPCC. La oposición de la Administración de George Bush dejó el texto en un pie de página. Ahora, tres años después, el IPCC sale del pie de página y pasa al texto del acuerdo. Aunque el texto pide limitar el calentamiento a dos grados centígrados deja abierta la puerta a que se revise más adelante para limitarlo a 1,5 grados, una petición de los pequeños estados isla.

En realidad, todo el borrador está lleno de sutilezas de ese tipo. La UE pedía el reconocimiento de que debía haber un acuerdo vinculante en 2011. No sale eso, sino que los países seguirán "discutiendo las opciones legales para llegar a un acuerdo" en la Cumbre de Durban (Sudáfrica) de 2011.

La inmensa mayoría de los países en el plenario ha apoyado el texto. Argelia, en nombre de los países africanos, ha destacado que "recupera la confianza en el sistema multilaleral" después del fiasco de Copenhague. Todo el mundo ha felicitado a la presidencia mexicana, que ha servido de puente y, al contrario que Dinamarca el año pasado, ha templado los ánimos y evitado los bloqueos. El trabajo de un año ha roto el bloque bolivariano (Venezuela, Cuba y Ecuador se desmarcaron de Bolivia). El presidente de Ecuador, Rafael Correa, había declarado en Cancún que el texto que se manejaba para frenar la deforestación era "un paso positivo". Los países tropicales esperan recibir una lluvia de dinero (público y privado) si evitan la deforestación.

Por contra, Evo Morales ha insistido en Cancún en un mensaje que no podía cosechar demasiados apoyos en la ONU: "O muere el capitalismo o muere el planeta". Preguntado sobre los aplausos en el pleno que recibió la presidenta de la cumbre al presentar los textos, el embajador de Bolivia ante la ONU, Pablo Solón, ha dejado claro que no le importaba estar en minoría: "Hemos venido a negociar, no a un show". Bolivia pide cosas como un tribunal internacional de justicia climática o que se reconozcan los derechos de la naturaleza. Según Solón, Bolivia no estaba sola en la negociación, porque tenía detrás "a los pueblos del mundo, reunidos en Cochabamba", en una cumbre climática paralela que organizó Morales en abril pasado.

El sistema de Naciones Unidas exige que no haya oposición a ningún texto. Se aprueban por aclamación y la oposición de Bolivia, Venezuela, Cuba, Nicaragua y alguno más consiguieron que la ONU no hiciera suyo el texto. Pero esta vez Bolivia está sola y, al contrario que en Copenhague, no levantó simpatías. En la capital danesa tenía argumentos porque la negociación se celebró a puerta cerrada, pero México se ha empeñado en evitar ese error. Los tradicionales aliados de Bolivia, como Cuba o Venezuela, han pedido que se escuchen las peticiones de la delegación de Evo Morales, pero han marcado distancias. ""No dejemos de escuchar a nadie porque sintamos que estamos cerca del éxito", ha señalado la representante de Venezuela, que en Copenhague, por contra levantó su mano ensangrenatada contra el texto.

Bolivia se ha quedado sola en su oposición al borrador de acuerdo presentado por México en la Cumbre del Clima de Cancún. En el plenario informal que acaba de terminar en la ciudad mexicana a las 00.00 (las siete de la mañana en España), el texto ha conseguido el apoyo de países que partían con posturas muy enfrentadas, como Japón, EE UU y China. También lo apoyan los pequeños estados-isla, la UE, los países menos desarrollados y la mayoría de los latinoamericanos. Solo Bolivia se mostró en contra, entre otras cosas porque no incluía peticiones tan poco realistas como la de crear un tribunal internacional de justicia climática.

Las principales ONG ecologistas, como Oxfam y Greenpeace, han valorado el acuerdo -aunque consideran que tiene lagunas-. Eso debilita aún más la posición de Bolivia. Los apoyos de las principales potencias han sidp saludados por aplausos en el plenario. "El Gobierno de China actuará de manera plenamente responsable frente al pueblo chino y los pueblos del mundo. Seguiremos con nuestro desarrollo verde y sostenible", ha declarado el jefe de la delegación china. "El texto no es perfecto pero es una buena base para seguir adelante. (...) Pongamos el mundo en un camino más sostenible", ha indicado Todd Stern, enviado especial de Cambio Climático de EE UU.

La ministra de Exteriores de México, Patricia Espinosa, muy felicitada por su gestión, concluyó: "Es evidente que hay mucho por hacer. Cancún no es el final sino el principio de una nueva etapa de cooperación sobre bases sólidas". A medianoche (las siete de la mañana hora peninsular española), la reunión se ha suspendido para negociar en los grupos antes de volver al plenario.

EL PAÍS, Sábado 11 de diciembre de 2010

Imagen: El País

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