25 noviembre 2008

50.000 millones para acabar con el 'monstruo' del cambio climático en el Tercer Mundo

ROSA M. TRISTÁN
MADRID.- "¿Quién se está cargando el clima?". Este es el lema de la campaña de Intermón/Oxfam con la que viene reclamando un compromiso gubernamental sobre las ayudas para combatir el cambio climático en los países en desarrollo. Hoy ha llevado su mensaje a la ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa.
Hasta las puertas del ministerio, miembros del la ONG trasladaron un 'monstruo' similar a un dragón, realizado con dibujos y mensajes recogidos en 33 ciudades españolas en el último mes, una iniciativa en la que han participado miles de ciudadanos.
Pilar Orenes, directora de campaña de Intermon Oxfam, recordaba que el cambio climático "es la parincipal amenaza" para la vida de dos millones de personas que habitan en zonas donde no se genera la contaminación. De cara la Cumbre del Clima, que se celebra en diciembere en Poznan (Polonia), Orenes señaló que "el impacto ya se está produciendo con el cambio de los cultivos, el repunte de algunas enfermedades y el abandono de las casas".
"Ahora tenemos tecnología, pero se necesitan unos 50.000 millones de dólares al año para que esos países puedan adaptarse al cambio del clima y es algo que debe estar presente en la Cumbre de Poznan", señaló.
Según los datos del último informe del economista Nicholas Stern, el número de personas que sufren malaria en África aumentará entre 40 y 60 millones en el año 2015 y 300.000 personas morirán al año por esta enfermedad, malnutrición o diarrea, a lo que hay que añadir el riesgo de padecer hambrunas por las sequías.
La ministra de Medio Ambiente, Elena Espinosa, salió del ministerio a recibir al 'monstruo' que llevaron los activistas de la ONG y recoger la información sobre el impacto del calentamiento global sobre los más pobres. "En el cambio climático es importante la implicación de la ciudadanía y por ello son buenas estas iniciativas y aprovechar la Red de Ciudades contra el Cambio Climático", señaló Espinosa.
EL MUNDO, Martes 25 de noviembre de 2008

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