20 noviembre 2008

Pero, ¿qué es lo que va en la bolsa amarilla?

MARÍA GARCÍA DE LA FUENTE - Madrid -
Un peluche, una bicicleta, una pelota, una cinta de vídeo... Todos estos objetos están compuestos, principalmente, de plástico. Sin embargo, ninguno de ellos debe depositarse en el contenedor amarillo, porque no son envases. Uno de los problemas principales que se encuentran las empresas de recuperación de residuos es la diversidad y peculiaridad de algunos de los objetos que llegan a la planta y que dificultan la separación y el reciclaje.
Sólo las bolsas, el papel de aluminio, las latas, los tetra briks, los aerosoles, las botellas de plástico, los tapones y las tapas deben ir a la bolsa amarilla para que se puedan reciclar. Pero en España, un 25% de los residuos incluidos en la bolsa amarilla no deberían estar ahí. En el caso de Madrid, los objetos inapropiados llegan a ser el 50%.
El director de comunicación del Sistema Integrado de Gestión Ecoembes , Antonio Barrón, explica que plásticos hay de muchos tipos, pero en las plantas de selección se recuperan y reciclan siete tipos de estos materiales: film, poliuretano de alta densidad (PEAD), PET, plástico mezcla, cartón de bebidas, acero y aluminio.
Cuando llega algún objeto a la planta que no se puede tratar allí (los rechazos), se envía a un vertedero para su incineración y obtención de energía. La confusión con lo que se debe depositar en la bolsa amarilla ha llevado a que el primer paso, cuando el camión llega a la planta de reciclaje, es la separación de lo que no sirve.
En España se generan cada año 23 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos, y un 33% (en peso) de ellos son envases. La tasa de recuperación actual es del 63% ,y de reciclado, un 59%, por lo que se cumplirá la directiva que obliga a reciclar este año un mínimo del 55%. Hace 10 años se incineraba el doble de lo que se reciclaba, pero ahora casi cada pueblo de España cuenta con contenedores amarillos, y 42,9 millones de personas tienen un punto de recogida.
El viaje de una bolsa de plástico
Cuando el camión con las bolsas amarillas llega a la planta de selección, se pesa. Después descarga la mercancía en un foso o playa, donde se retiran los objetos más voluminosos. Los residuos pasan entonces a una máquina que se encarga de abrir las bolsas amarillas, y de ahí, a una trituradora que hace una separación por tres tipos de volúmenes.
Cada uno de los residuos se desplaza en una cinta transportadora, en función del volumen y material, y se realiza la primera selección: el acero, gracias a un separador magnético. La segunda selección es la de los residuos de aluminio, que también está automatizada y en la que se emplea el separador de corrientes de Foucault.
Después de pasar por los dos procesos automatizados de selección, sólo queda separar los plásticos, un trabajo que en muchas plantas sigue siendo manual. Los operarios dividen los residuos en film, botellas y bolsas, para que los plásticos se puedan reciclar correctamente. El film se separa con una campana de aspiración similar a las de las cocinas.
Finalizado el proceso de separación de envases, cada tipo de plástico se deposita en grandes contenedores y se prensan y compactan en balas para su tratamiento específico. En España hay 89 plantas de clasificación de envases, que proporcionan materia prima a centros de reciclado para la elaboración de nuevos productos.
Los plásticos PEAD que conforman las botellas de champú y productos de limpieza, por ejemplo, se envían a una planta de reciclado. Para fabricar nuevas bolsas, los envases y bolsas se trituran en forma de pequeñas lentejas, se lavan a altas temperaturas, se centrifugan y se secan. También se tiñen en función del color de la bolsa.
Las pequeñas lentejas de PEAD o film, ya teñidas, se funden y se elaboran rollos de plásticos reciclado de los que se fabrican tuberías de riego, cables, botellas para droguería (nunca envases para alimentación), bolsas de basura, mobiliario urbano, macetas, bandejas para semilleros o sustitutivos de la madera, entre otros.
PÚBLICO, Martes 18 de noviembre de 2008
Imagen: El País

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