09 junio 2009

Quien no tiene un árbol es porque no quiere

ELISABET SANS
Emitimos dióxido de carbono con nuestros vehículos, ordenadores o utilizando el horno. Cada español genera una media de 9,8 toneladas de CO2 al año, según datos del comunicador ambiental Jordi Bigues. Pero ahora no sólo se pueden calcular las emisiones contaminantes, sino también compensarlas. Es fácil: plantar un árbol o bien, si no se tiene tiempo de mancharse las manos, apadrinarlo.
Conscientes de que los árboles mediterráneos llegan a absorber 300 kilos de CO2 durante su crecimiento, Maderas Nobles de la Sierra de Segura lleva 10 años dedicándose a la conservación y restauración del medio ambiente. Un proyecto en el que es imprescindible la implicación de empresas y particulares. Uno puede aportar su granito de arena para frenar el cambio climático por 25 euros. El ciudadano concienciado paga y Maderas Nobles te ayuda a calcular tus emisiones en su web (responsarbolidad.net), y se encarga de la plantación y el mantenimiento del árbol, algo en lo que puede participar el padrino si no sólo quiere tener un certificado.
En su proyecto participan unas 100 empresas. “Poco para lo que necesita el planeta, pero importante para los tiempos en que estamos”, matiza el presidente de Maderas Nobles, Juan Valero. Bankinter puso en marcha una campaña a principios de año en la que se comprometió a plantar un árbol por cada cliente que renunciase a la correspondencia en papel. Con la ayuda de Maderas Nobles, en su bosque crecen 13.750 arces, higueras o encinas. “Tiene un efecto positivo para el medio ambiente y beneficios económicos porque el coste del papel se elimina”, asegura Anselmo Martín, director de responsabilidad social corporativa de la entidad bancaria. Otro ejemplo es Volkswagen. En 2008 plantó 60.000 árboles en Albacete gracias a su programa CO2 Neutral, que permite compensar las emisiones de sus vehículos apadrinando un número de árboles en función de un modelo.
UN COMPROMISO
Hace dos años, Juan Valero creó la Fundación Más Árboles. “Vieron que no se estaba plantando todo lo necesario y que había que impulsar la cultura del árbol, que consiste en darle la importancia real que tiene para la vida del planeta”, dice el director de la fundación, Oscar Rando. Su proyecto más ambicioso consiste en plantar 100 millones de árboles en la Península en cuatro años. En 2008 plantaron su primer millón, y Rando confía en que cumplirán su compromiso de plantar 10 millones más en 2009. Una campaña que llevan a cabo con la participación, de nuevo, de empresas y particulares –que en un 80% deciden ser ellos los que se manchen las manos de tierra-, y a iniciativas como Un árbol como regalo. Más de 600 personas se han decidido ya por este detalle ecológico y asequible (35 €) que se tramita a través de su web (masarboles.com).
Al quemarse un bosque, gran parte del CO2 capturado regresa a la atmósfera. Por eso a raíz del incendio de Guadalajara de 2005 –en el que ardieron 13.000 hectáreas y 11 personas perdieron la vida- nació la Fundación Apadrina un Árbol. Por un euro al año durante el crecimiento del árbol (más de 30 años) se pretende reforestar casi 3.000 hectáreas de la superficie calcinada. De momento, unos 17.000 ahijados ya trabajan para convertir CO2 en oxígeno puro y limpiar el aire que se respira.
Propuestas para plantar o apadrinar son fáciles de encontrar por la Red. Una puede ser Apadrina un Arbre Fruiter, una iniciativa de Pere Puigbert. Aunque además de compensar emisiones, se trata también de que el padrino pueda obtener los frutos de su árbol a precio de coste. Otra, ahora que se acercan las vacaciones: Turismosostenible.org (un proyecto de la Asociación de Monitores Medioambientales Almijara), calcula las emisiones al viajar en avión, coche, tren o autobús, y nos indica los árboles que deberíamos plantar para contrarrestar el efecto de nuestros desplazamientos. Por ejemplo, en un trayecto en coche entre Madrid y Barcelona se emiten unos 88 kilos de CO2 lo que implicaría apadrinar un árbol por ocho euros.
La responsabilidad no es sólo plantar por plantar. Miguel Ángel Barba, de la Asociación de Monitores, lo tiene claro: “Los beneficios no son sólo para las emisiones contaminantes; cuantos más árboles, más agua en los bosques y más fértil es el suelo”. La lucha contra el calentamiento global va más allá. “Plantar debe formar parte de un conjunto de medidas como la reducción de consumo o realizar unas producciones más limpias, así los árboles pueden tener una incidencia muy positiva en la lucha contra el cambio climático; si no, la plantación no sirve”, matiza Óscar Rando. Apadrinar es sólo una pequeña semilla de un cambio en el modelo de consumo.

EL PAÍS EXTRA DEL DÍA DEL MEDIO AMBIENTE, Viernes 5 de junio de 2009

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