09 junio 2009

Vacaciones eólicas, turismo renovable. Navarra convierte en atractivos turísticos sus recursos energéticos

PATRICIA GOSÁLVEZ
No son molinos, pero sí son gigantes”. Con esta referencia quijotesca explican en el Aula de las Enegías Renovables de Aibar que los colosos blancos que coronan los montes navarros se llaman aerogeneradores no molinos, porque lo que es moler, no muelen. El 70% de la energía que se consume en Navarra proviene de fuentes renovables y el hecho está empezando a explotarse como un atractivo turístico más de la región. En el aula, los turistas aprenden cómo funcionan estos ingenios y qué ventajas tienen sobre las fuentes de energía tradicionales. Bajo el lema “hazlo tú mism@” se organizan talleres experimentales para familiarizarse con las energías limpias y el ahorro. En uno de sus paneles se puede leer: “Con la energía que gastan los aparatos en standby se podría ver la tele cinco horas en todos los hogares de España durante 25 años”. Ellos predican con el ejemplo: el edificio, en la comarca de Sangüesa, es en sí mismo un hito sostenible ya que dispone de paneles solares y cuenta con una caldera de biomasa. Desde el museo se organizan además excursiones por la comarca para ver los huertos solares, las centrales minihidraúlicas y de energía eólica y la única planta industrial de biomasa que existe en el sur de Europa, precisamente en Aibar, donde a energía sale de quemar la paja del cereal.
No muy lejos de Sangüesa, a las afueras de Pamplona, se puede visitar, por libre o con guía, el primer parque eólico de Navarra en el monte del Perdón. Sus 46.000 metros cuadrados son un lugar muy frecuentado por senderistas y ciclistas, ya que sus aerogeneradores están alineados sobre la cresta de un alto desde el que se ven los Pirineos, el Moncayo, los pocos de Urbión y la sierra de Cantabria. Por la noche, la hilera de luces rojas también impresiona, aunque no siempre a gusto de todos, ya que los molinos de 40 metros de altura tienen sus detractores, que argumentan que rompen el paisaje y alteran las corrientes que utilizan algunas aves.
También hay vistas espectaculares en la sierra de a los pies de Guerinda, a los pies del que fue durante años el mayor eólico de Europa. Sus aerogeneradores aprovechan lo que los pastores de la zona llamaban desde antaño el “airuz”, un viento recio que barre estas cumbres plagadas de senderos. La subida pasa además por un molino, ahora sí, de los que muelen, del siglo XVII, que fue descubierto y reformado durante la construcción del parque eólico, tan pequeño frente a sus modernos descendientes.
Para completar la oferta ecológica navarra, en Artaza, junto al Parque Natural de la Sierra de Urbasa, acaba de abrir un camping muy especial. “Esto no es un negocio, es una forma de vida para tres familias”, dice Luís Saz hasta hace poco taxista en Madrid y ahora uno de los tres socios (junto a un constructor y un restaurador). El camping se autoabastece de energía limpia gracias a placas solares y a un pequeño aerogenerador, sus edificios son de bioconstrucción (sólo materiales naturales y aislamientos de lana), la comida es ecológica y el consumo eléctrico está limitado a un amperio. “Suficiente para un camping de los antes”, explica Saz, “nada de aire acondicionado no microondas, aquí se viene a disfrutar de la naturaleza”. Disfrutar, sin alterarla. Una concepción del turismo tan alejada de la habitual, que no tienen pagina web, ya que confían en “el boca a oreja”. Más natural, imposible.

EL PAÍS EXTRA DÍA DEL MEDIO AMBIENTE, Viernes 5 de junio de 2009

No hay comentarios: