07 julio 2009

Viaje de regreso al tranvía

ALEJANDRO ERQUICIA – MADRID
Próxima estación, el tranvía; la entrada se efectúa con suavidad y en silencio, a ras de suelo. Desde el antiguo y afamado tranvía de San Francisco (de tradición funicular) pasando por Lisboa, Berlín, Estocolmo o Bilbao... Una práctica habitual en Europa que se ha convertido en una tendencia, que gana peso y presencia, en muchas ciudades españolas. Su recuperación, o reinserción, se debe a motivos de distinto tipo.
La dependencia actual del vehículo deriva en la contaminación atmosférica, el tráfico o el excesivo ruido. Integrar un sistema tranviario en el paisaje de las ciudades puede llegar a resolver, o al menos reducir, dichos problemas medioambientales que, al contrario de lo que pueda parecer, no son intrínsecos de los espacios metropolitanos.
El desarrollo en España
En la actualidad, Alicante, Barcelona, Bilbao, Tenerife, Vitoria, Valencia, Vélez – Málaga o Sevilla (en Madrid han implantado una versión que llaman Metro ligero), son algunas de las ciudades con tranvías en servicio. La primera en reincorporar este medio a su núcleo, hace ahora quince años, fue la cuidad valenciana. Desde entonces, el recorrido que han hecho sus tranvías a lo largo de los 20 kilómetros de vías que hay es el equivalente a dar la vuelta al mundo 374 veces y a transportar a más de 71 millones de viajeros.
El tranvía va a ser acogido en otras muchas ciudades. Un ejemplo Zaragoza que va a comenzar en agosto las obras de implantación de este medio de transporte con el fin de llegar a los casi 13 kilómetros. La tarea, que se realizará en dos fases, finalizará a mediados de 2013, según fuentes del Ayuntamiento de Zaragoza. Mientras, en Granada, con un proyecto en construcción para 16 kilómetros de tranvía, pretende transportar alrededor de 43.000 personar as día a partir de 2012. Otras ciudades como Elche o Santander tienen también planes de viabilidad para una futura instalación.
Pero no es un medio precisamente nuevo. Los tranvías formaban parte del territorio nacional hasta que en los años 60 se produjo una transformación del sistema ferroviario para despojarlo de todas las vías y servicios relacionados con el tranvía. Un motivo para ello fue el interés en dar un impulso al vehículo privado, motorizado, que se había implantado hace relativamente poco tiempo.
En Europa no se da el retorno al pasado ya que el vehículo que circula sobre raíles continuó operativo en muchos lugares, como Alemania, Bélgica o Suiza, como medio para desplazarse. Hoy en día operan en el mundo 400 sistemas tranviarios en 50 países, según la Unión Internacional de Transportes Públicos (UITP). De esos. 170 se encuentran en Europa. los cuales constituyen 10.000 kilómetros de vías.
Principales beneficios.
El medio de transporte público para la sostenibilidad del futuro es el tranvía, que agrupa las necesidades de movimiento de los ciudadanos junto a un mayor respeto del medio ambiente. “Un sistema tranviario, puesto al día, consumo energía eléctrica y por ello no emite gases contaminantes, directos, en las áreas pobladas en las que opera”, declara Michael Clausecker, director general de la Asociación Europea de la Industria Ferroviaria (Unife).
Una manera de conocer la eficiencia de un sistema de transporte es medir la energía empleada en el transporte de una persona. Según un estudio de Unife, un coche gasta un 57 por ciento más de energía, por pasajero y kilómetro que el tranvía. En esa eficiencia prima este medio frente a otros, al tratarse de un sistema eléctrico que contamina menos que otros modos de transporte.
La electricidad se suministra a los convoys, normalmente, mediante la catenaria, una línea aérea de contacto que, a su vez, depende de las hileras de postes que sostienen la catenaria y que transmite al tranvía la energía necesaria para circular. Por tanto, su tracción eléctrica hace que no produzcan emisiones de gases contaminantes a nivel urbano no que emitan humos de ningún tipo durante su movimiento. De todas formas, “los tranvías tienen una electricidad que no contamina donde se consume, pero dependiendo de donde proceden puede que sí”, explica Paco Segura, responsable de Transportes de Ecologistas en Acción.
Relacionando ese dato con las capacidades, Ángel Álvarez Tejerina, ingeniero de Obras Públicas, sostiene que “174 coches transportan el mismo número de viajeros que tres autobuses estándar y que un tranvía, de tipo medio”. Los datos que se desprenden certifican que, en comparación, el tranvía es el medio de transporte más limpio o menos contaminante.
Una de las novedades que se pretende incluir en las instalaciones en proyecto, es eliminar dichas catenarias de los trazados tranviarios. Existen múltiples innovaciones tecnológicas, como la instalación e unos ultracondensadores incorporados a los vagones, que se recargan en las paradas u aportan suficiente energía hasta la próxima estación. Otro ejemplo es la aplicación del freno regenerativo mediante el que se devuelve a la central la energía gastada en las frenadas para que éste sea usado por el siguiente metro ligero.
El informe del Observatorio del Petróleo, publicado recientemente por WWF, asegura que las emisiones mundiales de CO2 procedentes del petróleo han disminuido hasta un 3,6 por ciento en el primer trimestre del 2009, con respecto al mismo periodo del año anterior. Aun con este dato, algo esperanzador, las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del transporte han crecido un 71,6 por ciento entre 1990 y 2005.
El tranvía ha demostrado su capacidad para reducir la dependencia en el uso del vehículo personal en ambientes urbanos. De todas formas, para que continúe su ascendencia, y por tanto reduzca los niveles de petróleo, debe transportar un mínimo de más de 3.000 personas por hora y dirección, según el informe de Unife; sólo así el coste realizado será eficiente, aunque se trata del medio de transporte ideal para llevar entre 3.000 y 11.000 pasajeros por hora y dirección. Es considerado un sistema de capacidad intermedia entre el autobús y el metro.
Una característica esencial de la renovada implantación de los nuevos tranvías, es que no supone un problema acceder a ellos, tal y como ocurría antaño. Esto se debe a que tiene plataforma reservada, en piso bajo, pudiendo integrarse en las aceras y el paisaje urbano. El que no sea necesario el cambio de nivel para subir al vagón hace que la accesibilidad sea sencilla para personas mayores o con movilidad reducida que, en comparación con los otros medios, no deberán hacer un sobreesfuerzo para subir a él.
Otro tema es el elevado fragor de las ciudades y la ventaja que aporta el tranvía, el medio de los más silenciosos que existen. La tracción eléctrica y los avances técnicos en el contacto rueda – carril han logrado que un tranvía que circule a 40 kilómetros / hora produzca menos ruido que tres coches circulando a la misma velocidad. Los niveles de ruido causados por el tráfico urbano son mayores que los límites establecidos por la Organización Mundial de la Salud.
El pasado mes de abril el Consejo de Ministros aprobó la Estrategia Española de Movilidad Sostenible (EEMS) con diversas medidas encaminadas a reducir el uso del vehículo privado y favorecer el uso de modos más sostenibles. Se trata de una hoja de ruta que marca los objetivos y las directrices generales que permitirán un cambio de modelo en los transportes en España. “El problema principal es que la estrategia es una mera recomendación, eso significa que al no ser obligatoria, no se realizará”, asegura Segura.

VERDE – LA RAZÓN, Domingo 5 de julio de 2009

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