11 septiembre 2009

Ámsterdam: El ahorro de energía une a ciudadanos y empresas.

Por MARIBEL NÚÑEZ
A pocos meses de la decisiva Cumbre de Copenhague sobre el Cambio Climático hay proyectos que ya han echado a andar sin esperar a los resultados que puedan salir de esa histórica reunión, de donde deberá surgir el acuerdo global para frenar las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera que sustituya al actual protocolo de Kioto.
Uno de los proyectos más representativos de esta “avanzadilla” en materia de cambio climático es el que han puesto en marcha en Ámsterdam, denominado “Ámsterdam Smart City”, donde se han reunido ayuntamiento, empresas de diferentes sectores y consumidores para decidir que la mejor manera de contaminar menos es consumir menos, en este caso energía, y que la que se utilice que se haga de la manera más sostenible. Sólo los hogares son responsables del 33 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera de modo que cualquier reducción en este segmento puede ser muy importante a la hora del recorte global de emisiones.
Crear empleo.
La idea es no sólo beneficiar al medio ambiente, y de manera indirecta, a la salud de los ciudadanos, sino también crear empleo, derivado en este caso de toda una serie de nuevas infraestructuras empresariales dedicadas a la reducción del consumo energético.
Se han puesto en marcha a principios de junio quince proyectos en las áreas de Trabajo sostenible, Vida, Movilidad y Espacios Públicos. Uno de los más representativos es el que afecta a una de las principales calles comerciales de la capital holandesa, la Utrechtestraat, que va a intentar ser la calle comercial más sostenible de Europa a base de reducir el consumo de energía mediante la utilización, entre otras cosas, de camiones de recogida de desperdicios y tranvías de que no contaminen y con una iluminación más sostenible.
En el puerto de Ámsterdam se ha decidido también la instalación de puntos de carga eléctricos, de modo que aquellos barcos que tengan motores adaptados podrán optar por este sistema de abastecimiento de energía en lugar del contaminante diésel.
Todas estas decisiones obedecen al objetivo adquirido por la capital holandesa de reducir un 40 por ciento las emisiones de CO2 a la atmósfera en el año 2025 sobre la base de las de 1990. El ayuntamiento de la ciudad, además, se ha propuesto ser totalmente sostenible en el año 2015.
Para contribuir a todo este ambicioso proyecto se ha creado una especie de consorcio en la región, Ámsterdam Innovation Motor (AIM), que se encarga de aunar esfuerzos entre los poderes públicos y las empresas para trabajar en la economía del conocimiento, lo que se traduce en promover la innovación, la cooperación y el espíritu emprendedor en toda la región.
Otro de los aspectos decisivos del proyecto es la implicación de las empresas energéticas, en este caso Liander, un operador de electricidad que da servicio a 2,8 millones de ciudadanos de la región de Ámsterdam y que ha demostrado un enorme interés en el proyecto puesto en marcha por las autoridades locales para colocar al conjunto de la región entre las más sostenibles de Europa. De hecho, el proyecto “Ámsterdam Smart City” ha sido galardonado por la Alianza de Alcaldes de la Unión Europea como ejemplo de excelencia de las iniciativas que se pueden llevar a cabo desde el ámbito municipal para luchar contra el cambio climático y el calentamiento del planeta.
Gestión a pie de calle.
La sensibilización de los ayuntamientos es muy importante a la hora de poner en marcha cualquier proyecto de lucha contra el cambio climático ya que de ellos depende en muchas ocasiones la gestión de enormes instalaciones consumidoras de energía como son las escuela, los hospitales, las bibliotecas, la iluminación de las calles o la recogida de basuras. Algunos, en este caso el de Ámsterdam, ha decidido reducir las emisiones de CO2 de las instalaciones al tiempo que intenta cambiar la conducta de los consumidores en materia de consumo energético, combinación de factores cuyos resultados serán sin duda analizados por el resto de alcaldes de grandes ciudades europeas que se reúnen frecuentemente en Bruselas para compartir experiencias sobre la manera de hacer más sostenibles los núcleos urbanos.
Un proyecto pionero de reducción de CO2.
Desde la década de los 90 las emisiones de CO2 en Ámsterdam han crecido significativamente.
Si no se revierte esta tendencia, las emisiones alcanzarían 6.348 kilotoneladas por año en 2025, un 30% más que en 1990.
La meta es reducir un 40% las emisiones en 2025 sobre el nivel de 1990.
Para conseguirlo los edificios tendrán, por ejemplo, sistemas de gestión energética.
La principal calle comercial, la Utrechtestraat, utilizará iluminación más sostenible y por ella pasarán tranvías que no contaminen.
En el puerto habrá 73 puntos de recarga eléctrica para los barcos.
ABC NATURAL, Viernes 11 de septiembre de 2009

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