11 septiembre 2009

El reciclado: pieza clave de la sostenibilidad

Marcos González – Cuevas
Todos los sectores industriales han hecho encomiables esfuerzos por reducir la cantidad de materia prima y energía empleadas para fabricar sus productos, básicamente por criterios de eficacia y economía. En el ámbito legislativo, la Unión Europea aportó fuertemente por el reciclado en el año 1994 al aprobar la directiva de envases y residuos de envases. Hablamos de quince años de apuesta por una dirección que en el momento actual ha conseguido unos frutos que parecían inalcanzables.
Las latas de bebidas son en todo el mundo el envase con mayor tasa de reciclado, ya que los envases usados son una materia prima que circula libremente, y su recuperación, una industria tradicional que existía mucho antes de que la preocupación por los residuos de envases usados alcanzara a los legisladores. La ventaja esencial de los metales y en particular de los envases metálicos es clara y concisa: una capacidad superior de reciclado.
A diferencia de otros materiales, los metales no pierden sus propiedades ya que dependen únicamente de la composición química y del tratamiento termomecánico a los que son sometidos (propiedades que se pueden recuperar o modificar al fabricar un nuevo producto). El 80 por ciento de los metales que se han obtenido desde que la humanidad aprendió a utilizarlos se siguen empleando después de muchos usos, aplicaciones y conversiones de un producto en otro. El resto se ha podido perder por diversos motivos, pero dichas pérdidas son actualmente cada vez menores.
Tampoco hay que olvidar que desde hace unos veinte años, en que el PIB europeo se ha multiplicado por 2,5 el empleo de metales primarios como materiales de envase ha descendido a la mitad mientras la producción se ha multiplicado casi por cuatro, gracias a los avances del reciclado.
En la actualidad, hay sectores que tratan de mostrar que son los más sostenibles, para lo cual se desarrollan fórmulas cada vez más complicadas que en consumidor cada vez entiende menos, en muchos casos para enmascarar que sus productos en realidas no soportan un escrutinio riguroso basado en un análisis científico de su comportamiento medioambiental. Es preocupante que ahora el reciclado se ponga en entredicho, obviamente no de manera explícita. Hay envases que, incapaces de alcanzar tasas de reciclado razonables, pretenden posicionarse como “naturales”, “biodegradables” y similares.
Nos parece un error el posible cambio de orientación a criterios de ciclo de vida de cada material y rentabilidad de su reciclado, ya que atenta contra los objetivos iniciales de la legislación que hacía responsable a cada material de alcanzar sus objetivos de reciclado. Es decir, se acepta que unos materiales son más reciclables que otros pero no se los responsabiliza de asumir los mayores costes de su reciclado, lo que supone una desventaja competitiva para los materiales más reciclables.
En este contexto quiero reivindicar el papel de las latas de bebidas como envase compatible con el medio ambiente, siendo su impacto sobre éste cada vez más reducido por las mejoras en las características de los mateiales y en el diseño de la latas (reducción de espesor, cada vez pesan menos), cuya fabricación tiende siempre a la búsqueda de la solución que mejor preserve el medio ambiente.
Los continuos avences tecnológicos en los procedimientos de recuperación las han situado en España, al superer claramente el 70 por ciento, por encima de cualquier otro envase de bebidas en tasa de reciclado. Por ello debemos insistir en que la medida de la tasa de reciclado debe seguir siendo, como ha sido en los últimos quince años, el principal indicador de la compatibilidad medioambiental. En definitiva, reciclado y sostenibilidad no son en absoluto términos antagónicos, ni siquiera independientes.

Marcos González-Cuevas
Presidente de la Asociación de Latas de Bebida
ABC NATURAL – Viernes 11 de septiembre de 2009

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