02 septiembre 2008

Londres, contra su otra niebla

LAIA JARDÍ - Londres -
Londres ya no tiene aquel manto de niebla espesa que describe sir Arthur Conan Doyle en las obras de Sherlock Holmes, pero su densa capa de nubes sigue sin dejar una grieta para el sol, en parte, por los elevados niveles de contaminación. El desmedido tráfico que llena las calles de la nueva capital olímpica ha hecho de ella una de las urbes europeas con peor calidad del aire.
A cuatro años de los Juegos Olímpicos, Londres afronta su mayor reto: reducir sus niveles de dióxido de nitrógeno en más de un tercio para comienzos del 2010. A pesar del alud de medidas medioambientales del ex alcalde de la ciudad, el laborista Ken Livingstone, los niveles de contaminación de la capital no han hecho más que empeorar en los últimos años, incumpliendo una tras otra las leyes europeas de calidad del aire. Según los últimos datos del Gobierno británico, la polución por dióxido de nitrógeno se ha duplicado en diez años y ya son 319.000 los londinenses expuestos a niveles superiores a los límites de la UE. A ello deben sumarse las 32.000 muertes prematuras al año en todo el país vinculadas con la polución.
El smog cargado de hollín y azufre típico de Londres ha dado paso al smog producto del tráfico. Debido al incremento del precio del petróleo, muchos conductores han optado por comprarse un vehículo diesel, algo más económico pero muy contaminante.
Según un reciente estudio de la Universidad de Birmingham, los gases tóxicos de la combustión podrían estar causando tantas muertes hoy como las que provocó el Gran Smog de 1952, cuando 12.000 personas murieron de asfixia o infecciones respiratorias. "El Gobierno ha sido consciente del problema desde 1999 pero no ha hecho nada para solucionarlo", dice Simon Birkett, jefe de la ONG Campaña para un Aire Limpio en Londres.
La situación es tan crítica que el Gobierno británico ha decidido convocar una reunión con el nuevo alcalde de Londres, el conservador Boris Johnson, para tomar medidas. Al Ejecutivo le vinieron las prisas cuando Bruselas le pidió, el mes pasado, un plan sobre cómo piensa cumplir con las normas, a sólo 16 meses de expirar su último plazo antes de tener que presentarse a la Corte Europea.
Johnson se ha comprometido a trabajar con el Gobierno, aunque una de sus primeras decisiones tras aterrizar en el Ayuntamiento fue eliminar el impuesto de 25 libras que su predecesor iba a aplicar a los vehículos más contaminantes.
El Reino Unido, que tanto criticó a China por sus elevados niveles de contaminación, ahora se ve en la disyuntiva de ponerse de acuerdo con el alcalde tory si quiere evitar que el país afronte la humillación pública de acoger unos Juegos sin cumplir con los niveles mínimos de calidad del aire.

Un ‘smog’ de cientos de años
1. Niebla y humo.El ‘smog’ (resultado de las palabras ‘smoke’, [humo] y ‘fog’ [niebla]) ha acompañado durante siglos la historia de la capital británica.
2. El mal sabor de boca de Isabel.El ‘smog’ ya cubría el cielo de Londres en la Edad Media. Tres siglos después, la reina Isabel I se quejaba de que le dejaba mal sabor de boca.
3. Más madera.En 1661, John Evelyn, escritor y uno de los fundadores de la Royal Society, sugirió la necesidad de cambiar el carbón por la madera para paliar la polución de la ciudad.
PÚBLICO, Martes 2 de septiembre de 2008
Imagen: Público

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