14 enero 2008

Guerra a las bolsas de plástico

POR ARACELI ACOSTA
MADRID. Probablemente las Navidades, y ahora las rebajas, le dejen surtido de bolsas de plástico de todos los tamaños y colores para el resto del año. Muchas las reutilizará -el 61 por ciento de la población vuelve a utilizarla como bolsa de basura-, ¿pero cuando ya no las necesite las depositará en el contenedor amarillo? La probabilidad dice que no, que sólo una de cada diez bolsas de plástico que utilizamos acaba en su contenedor correspondiente. El resto acaba su vida en vertederos o lo que es peor, en el mar.
Esto se traduce en que sólo 10.500 toneladas de bolsas de plástico, de las aproximadamente 100.000 toneladas que se usan, se reciclan cada año, según datos del Ministerio de Medio Ambiente. Son un total de 10.500 millones de bolsas de plástico las que se distribuyen en nuestro país anualmente. Además, España es el primer productor de estas bolsas de un solo uso y el tercer consumidor en Europa.
En el mundo, la cifra es alarmante. Cada minuto se ponen en uso un millón de bolsas de plástico. Por eso no es de extrañar que en países tan distantes como Suráfrica, Estados Unidos, Alemania y Bangladesh muchas ciudades o, en el mejor de los casos, el país entero, hayan tomado medidas para limitar el uso de estos productos.

Pagar por ellas
Los últimos en sumarse al carro de prohibir o desincentivar el uso de este material son China y Australia. La pasada semana China prohibía a tiendas y supermercados el reparto gratuito de bolsas a los clientes, quienes a partir de julio tendrán que pagar por ellas o bien traerlas de casa. De esta forma el Gobierno chino pretende acabar con un consumo diario calculado en 3.000 millones de bolsas de plástico, a razón de más de dos bolsas diarias por habitante, que obliga a refinar 5 millones de toneladas de crudo cada año. La medida recoge también la prohibición total de las bolsas finas, de apenas 0,025 milímetros de espesor, cuya escasa calidad hace que sean difícilmente reutilizables, pues suelen acabar rotas.
Australia, por su parte, anunciaba hace cuatro días que a finales de este año empezará la retirada paulatina de estos productos de los supermercados.
La pionera en Europa fue Irlanda, que en el año 2002 impuso una ecotasa de 15 céntimos de euro para cada bolsa, lo que en cinco años ha supuesto una reducción de su consumo de más de un 90 por ciento. Y la última en declarar la guerra al uso de bolsas ha sido Gran Bretaña. Más de 30 municipios del área metropolitana de Londres aprobaron en noviembre una ley para prohibir a los comercios que las entreguen gratis a los clientes. Italia y Francia han establecido la prohibición de su uso para 2010. En países como Alemania o Suecia, sin existir normativa alguna, el cobro de las bolsas de plástico en las tiendas está generalizado, al igual que el uso de bolsas de tela reutilizables.
En España, el Plan Nacional de Residuos plantea algunas medidas para reducir el uso de bolsas comerciales de distribución fabricadas con materiales no biodegradables. Como objetivo último se establece la sustitución de al menos un 70 por ciento de bolsas no biodegradables por biodegradables de aquí a 2015. Una medida aplaudida por los productores de papel y rechazada por los fabricantes de plástico, y tildada de «muy tímida» por la organización ecologista Greenpeace.
Asimismo, se promoverá el uso de bolsas reutilizables en comercios y grandes superficies. Si estos objetivos de reducción no se cumplieran, en el año 2010 el Ministerio de Medio Ambiente podría revisar el citado plan para instaurar una tasa que grave su uso.

«Desembólsate del plástico»
Y es que, a pesar de que podemos adquirirlas gratis en los comercios, el precio que estamos pagando por utilizarlas es más alto de lo que creemos. El uso de bolsas de plástico va en detrimento de nuestro medio ambiente y tiene impactos sobre la salud. En Kenia, se han relacionado con la malaria, pues con las lluvias estos plásticos sirven de lugar de cría al mosquito Anopheles.
Según denuncia Greenpeace con su campaña «Desembólsate del plástico», las bolsas están hechas de polietileno, derivado del petróleo. Además, las convencionales no son biodegradables y pueden tardar cientos de años en descomponerse en el medio ambiente.
Por tanto, se impone el uso de bolsas de tela o desempolvar el tradicional carrito de la compra. La salud de nuestro planeta va en ello.
ABC, Lunes 14 de enero de 2008

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