23 enero 2008

«Un día te levantas y la tierra ha muerto»

ANDREA RODES - Corresponsal en Pekín
Las azafatas del Hotel Internacional de Pekín no habían visto nunca una túnica africana como la que llevaba ayer Bakary Kante(en la imagen), director de la División de Asuntos Legales y Convenciones de la UNEP (Programa de Medioambiente de las Naciones Unidas ). Le miraban con asombro mientras recitaba, como delegado de la UNEP, el discurso inaugural de la Conferencia Internacional para la Lucha contra la Desertificación, que se celebra hasta el jueves en Pekín. Kante defendió que el medioambiente es el elemento clave para erradicar la pobreza y permitir el desarrollo económico del tercer mundo. Uno de sus objetivos en la UNEP es, justamente, luchar contra la desertificación de las regiones pobres.
¿Usted ha sufrido de cerca el efecto de la desertificación?
Me crié en un pueblo de Senegal. Mi padre no tenía dinero. No lo necesitábamos para comer: mis hermanos y yo pescábamos en el río y recogíamos fruta de los árboles. Hoy aquello ya no es posible, porque las zonas rurales de Senegal están desertizándose. Mi pueblo natal está rodeado de arena. No tiene sentido medir la pobreza en el mundo según los ingresos en dólares per cápita. Ser pobre depende de los recursos naturales a tu alcance, no del dinero.
¿Cree que este tipo de actos va más allá de un encuentro diplomático entre Gobiernos y agencias internacionales?
Las políticas de desertificación dependen de los Gobiernos, pero para que sean efectivas, es necesario aumentar la conciencia pública y el compromiso de los ciudadanos. Este tipo de actos sirven para dar a conocer al mundo la magnitud de los problemas y su impacto en el desarrollo macroeconómico.
¿Para qué servirá, en concreto, esta Conferencia?
La Conferencia de Pekín servirá para poner en común las experiencias de distintos países en su lucha contra la desertificación y conseguir una mayor implicación de los Gobiernos en el cumplimiento de la Convención de Lucha contra la Desertificación de las Naciones Unidas. Muchos Estados que han ratificado las convenciones no ponen en práctica sus compromisos. Esto es preocupante. Hasta 15 de los 24 ecosistemas del mundo están en declive y se perderán definitivamente si los países no actúan rápido. ¡Perder el 60% de la biodiversidad del planeta sería una catástrofe! El cambio climático da un margen de tiempo para adaptarse a sus efectos. Pero los cambios en el ecosistema provocados por la degradación de la tierra, no; un día te levantas y la tierra ya está muerta.
China es un país con millones de pobres amenazados por la desertificación. Que Pekín haya organizado estas conferencias revela el interés del país por combatir este problema ...
China, como Israel, ha demostrado grandes esfuerzos para combatir la desertificación. Ambos países mantienen desde hace siglos sistemas de vida humana en el desierto. Preservar la vida tradicional en las zonas áridas es igual de importante que luchar contra la deforestación y la degradación del suelo. Luchar contra el desierto es estúpido. Hay que aprender de los conocimientos de millones de personas que viven adaptadas a las condiciones del desierto, preservar sus modos de subsistencia milenarios. Los países árabes, por ejemplo, han empezado a desarrollar el ecoturismo en los desiertos.
¿Qué puede hacer un ciudadano cualquiera para evitar la desertización?
¡Plantar árboles! Un árbol hace lo opuesto al ser humano: absorbe CO2 y expulsa oxígeno. Necesitamos ese oxígeno. Sin él, no hay nubes y no llueve. La desertificación empieza cuando no hay agua para que crezcan bosques. Los árboles también impiden que el viento erosione el terreno. Y, aunque no podemos estar echándole las culpas siempre al mercado, consumir menos también ayuda.


PÚBLICO, Miércoles 23 de enero de 2008
Imagen: Público

No hay comentarios: