21 enero 2008

Molinos de viento: energía limpia y paisajes «sucios»

Marta Borcha
Valencia- Cientos de manos y lanzas hubiera requerido el insigne hidalgo Don Quijote de la Mancha para hacer frente a los miles de molinos de viento que campan por los paisajes de la geografía española. De donde los campesinos sacaban harina antaño, los ingenieros obtienen hoy energía limpia aprovechando los caprichos y la fuerza del aire. Queridos por algunos y denostados por otros. Los primeros señalan que es una energía limpia, los segundos, que destroza el paisaje y causa la muerte de aves.
La energía eólica se encuentra en plena efervescencia y expansión. Las palas de los aerogeneradores cubrieron el año pasado un 10 por ciento de la demanda eléctrica del país, como revela el «Avance del informe del sistema eléctrico español del 2007», publicado por Red Eléctrica de España (REE). Estas cifras se traducen en que una de cada diez bombillas se enciende en la actualidad gracias al combustible que generan los 500 parques eólicos instalados en las distintas comunidades. Galicia, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Aragón y Navarra encabezan la lista en producción eólica. Las únicas regiones que carecen de este tipo de tecnología son Madrid, Extremadura y Cantabria.

Molinos del siglo XXI
Los molinos de viento del siglo XXI aventajan ya a la producción de electricidad que registran todos los embalses juntos de la Península, afectados por la escasez de lluvias. Sus brazos, que transforman el viento en energía, ocupan en la actualidad el cuarto puesto en contribución del sistema eléctrico, por detrás de las térmicas de carbón (25 por ciento), las centrales de ciclo combinado (24 por ciento) y los reactores nucleares (20 por ciento).
Para los grupos ecologistas, las ventajas de la energía eólica son notables. Desde Greenpeace confirman que se alza como «la fuente que está creciendo más rápidamente en el mundo». El combustible eólico es «abundante, gratuito e inagotable». No obstante, precisan que «no podemos negar que cualquier parque eólico produce un cierto impacto local, por lo que hay que estudiar las necesidades reales y elegir aquellas actuaciones con menor impacto sobre el ecosistema».
Los megavatios eólicos (mw: unidad de potencia eléctrica equivalente a un millón de vatios) instalados a través del territorio nacional no dejan de crecer. Como detalla la REE, a final de año el conjunto de los parques eólicos sumaban ya 13.467 mw de potencia, cerca de 2.000 mw más que a comienzos de 2007.

Giro compasado
Aunque no todos los aerogeneradores pueden girar a la vez, pues necesitan de viento, el aumento continuo de potencia instalada surte efecto. De hecho, esta tecnología volvió a marcar un nuevo máximo histórico de producción diaria el pasado marzo, mes en el que los parques eólicos alcanzaron los 169.194 megavatios hora (mwh) -el récord anterior estaba en los 159.291 mwh-. En ese período, la energía eólica cubrió el 32,2 por ciento de la demanda eléctrica de toda España, más de un tercio. La pasada semana se alcanzó otro máximo histórico.
Mientras los aerogeneradores baten sus marcas, el consumo eléctrico de los españoles aumenta de manera paralela. Como desprende el informe de la REE, en 2007 la demanda alcanzó los 260.838 gigavatios hora (gwh: mil millones de vatios hora), lo que supone un crecimiento del 2,8 por ciento respecto a 2006. El pasado año también registró nuevos máximos históricos en el consumo eléctrico. Fue el 17 de diciembre, cuando la demanda de potencia media horaria se elevó a 44.876 mw debido, fundamentalmente, a las bajas temperaturas en toda la Península. Este máximo supone un incremento del 4 por ciento con respecto al anterior récord, que se produjo en enero del 2005, cuando se alcanzaron los 43.708 mw.
La expansión del combustible producido por las aspas de los molinos de viento es un fenómeno sin precedentes en nuestro país al que le depara un horizonte abierto. Juan Carlos Martínez-Amago, presidente de la Asociación Eólica Española (AEE), recuerda «el liderazgo mundial» del sector eólico español: «Nuestros promotores son líderes mundiales y son reconocidos a nivel internacional como los mejores desarrolladores. Además, el sector ha creado ya más de 40.000 puestos de trabajo y hoy tiene un alto nivel de exportación por parte de los fabricantes». El sector se ha propuesto llegar en 2020 a los 40.000 mw de eólica terrestre -lo que supondrá casi el triple de lo que dispone el país en la actualidad-, más 5.000 mw de eólica marina.

Aspas de mar
La energía eólica marina es una de las apuestas firmes para los próximos años. El Gobierno ya ha dado luz verde a esta nueva tecnología y estima que los primeros molinos acuáticos podrían comenzar a funcionar en 2014. Los promotores de parques eólicos ya han empezado a solicitar la reserva de una zona marítima, similar a la que se pide para una explotación minera en tierra. Los grupos ecologistas respaldan la entrada de los molinos de viento en el litoral español. El ingeniero Emilio Menéndez, autor del informe «Viento en popa» de Greenpeace, asegura que «la energía eólica marina está llamada a ser una de las grandes alternativas de suministro de energía limpia» a nuestras costas: «Se necesitan estudios detallados que valoren el impacto de la construcción, instalación y explotación, con particular atención a los fondos marinos, a los ecosistemas que dependen de ellos y a los recursos pesqueros».
Por su parte, Teo Oberhuber, coordinador de Ecologistas en Acción, indica que el colectivo que representa es partidario de la energía eólica como fuente alternativa limpia, pero siempre que cumpla los requisitos medioambientales. Y en este sentido alerta de «los precedentes especulativos que se producen entre quienes se aseguran un emplazamiento para un parque y luego lo revenden».

LA RAZÓN, Lunes 21 de enero de 2008

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