21 enero 2008

La mentira, que no sea «verde»

POR LUIS MIGUEL DEL BARRIO
MADRID. El cambio climático ha supuesto un auténtico aldabonazo en la conciencia de la mayoría de los seres humanos. El hecho de saber que el hombre es el causante del aumento de la temperatura en la Tierra ha cambiado repentinamente los hábitos de millones de consumidores, que ahora apuestan de manera decidida por los productos ecológicos, conscientes de que así contribuyen a respetar y preservar los valores de la Naturaleza. Este cambio de actitud en el ser humano es tan evidente que todas las empresas ya lo conocen, pero no todas ellas dicen la verdad cuando intentan vender sus productos al amparo de la etiqueta «verde».
De hecho, la Unión de Consumidores de España (UCE) sostiene que, hoy por hoy, «el empleo de mensajes asociados a valores ecológicos y al cuidado del medio ambiente en la publicidad comercial genera confusión y provoca contradicciones en el consumidor». Y su afirmación se basa en un informe que, bajo el título de «Publicidad y medio ambiente», ha sido realizado por el abogado Manuel Castañón, especializado en Derecho ambiental.

«Inducir a error»
Tras analizar de manera amplia y exhaustiva cómo se usan los valores ecológicos o verdes en la publicidad comercial que realizan a diario distintas empresas en relación con sectores tan diversos como el automovilístico, el inmobiliario, el energético o el financiero, Castañón lo tiene muy claro: «Las fórmulas de expresión a las que se ha recurrido representan fórmulas genéricas que, en algunos casos, pueden inducir a error por cuanto crea en el consumidor y usuario una expectativa de protección ambiental que no existe o no es exactamente la esperada». Y más aún: en palabras del autor del mencionado estudio, «una mala utilización de los mensajes no sólo constituiría un atentado contra los consumidores y usuarios que pudieran verse inducidos a error con la captación de los mismos, sino que también atentaría contra el medio ambiente de forma directa e indirecta».
El asunto, por tanto, no es baladí, pues sin duda alguna «no es de recibo vender como ecológico algo que contamina», subraya el secretario general de la UCE, Juan Moreno, quien exige una legislación clara al respecto, con el fin de que sea completamente ilegal publicitar productos que son contaminantes como si fueran ecológicos. A su juicio, esta práctica se debe calificar dentro de la «publicidad completamente engañosa», sobre todo cuando se realiza en un momento en el que «la conciencia ambientalista ha calado en el consumidor, que en este momento es muy sensible a este tipo de mensajes verdes».

Avales competentes
Para que se entienda la esencia de su propuesta, Moreno pone el ejemplo del sector de la alimentación, en el que, gracias a la legislación vigente, los productos biológicos o ecológicos (como se prefiera, pues son términos sinónimos) responden sencillamente a la verdad. Y eso ha sido posible gracias a que la Ley obliga a que tales productos vayan avalados con certificados de garantía que a su vez han sido emitidos por sellos de calidad competentes en este asunto.
Del mismo modo, el secretario general de la UCE exige a la Administración que este modelo se extienda al resto de los productos comerciales, con el fin de que ninguna empresa pueda usar publicidad «verde» para vender productos contaminantes. Eso no quiere decir que la UCE dude de que hay muchas empresas que están realizando verdaderos esfuerzos por contaminar menos: «Nosotros somos los primeros en reconocer que la investigación en nuevos sistemas tecnológicos contribuye a un crecimiento más sostenible, y todo lo que se haga en esa línea es magnífico y lo aplaudimos. Pero eso no tiene nada que ver con el hecho que denunciamos, que no es otro que vender como ecológico algo que contamina. Esto es sencillamente inadmisible y, además de una tomadura de pelo, también perjudica notablemente a la competencia que no realiza este tipo de publicidad «verde», es decir, a las empresas que dicen la verdad.

Nada más que la verdad
La UCE afirma que el sector del automóvil es uno de los que más está utilizando la ecología en sus recientes campañas publicitarias. Y en su estudio sobre «Publicidad y medio ambiente» subraya que los coches que actualmente existen «son contaminantes con carácter general, con independencia de que adopten el sistema híbrido o no». Sin duda, añade la Unión de Consumidores de España, «el sistema híbrido puede resultar más ventajoso medioambientalmente hablando frente a otro convencional, pero sigue siendo contaminante». Y, a su juicio, «este error, que se puede generar en el consumidor al creer que la utilización de un vehículo no es contaminante, puede llegar a tener repercusiones contrarias a la protección del medio ambiente por cuanto se puede abusar del uso del coche, contrarrestando de forma negativa las mejoras que se habían incluido en los elementos del vehículo». De ahí la necesidad de decir la verdad completa, sin tergiversaciones interesadas.
Del mismo modo, la UCE sostiene que, en el caso de la vivienda, sucede algo similar. No en vano la necesidad de suelo, la generación de residuos, el consumo de agua, la producción de ruidos y las emisiones a la atmósfera son algunos de los impactos ambientales que genera la construcción. Por eso, añade, los materiales de construcción «suelen ser productos que, durante la fase de su producción o al final de su vida útil, afectan de forma negativa al medio». ¿Cómo se compagina todo ello con una verdad que sea «verde»?
ABC, Lunes 21 de enero de 2008

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