12 diciembre 2007

Arabia Saudí amenaza con retrasar un acuerdo en Bali

ARACELI ACOSTA.
BALI (INDONESIA). La tarta estaba preparada para la ocasión y la soplaron chavales que trabajan como voluntarios en la Cumbre del Clima. Ayer se cumplieron diez años de la firma del protocolo de Kioto en esa ciudad japonesa. Algunos de los que lo negociaron en 1997 estaban ayer en Bali para impulsar el segundo periodo de compromiso de este tratado internacional. Y la mirada de nuevo estaba puesta en Estados Unidos, que sigue rechazando oír hablar de compromisos concretos para después de 2012, y en los países en vías de desarrollo, que también continúan reclamando responsabilidades a los países industrializados en esto de la contaminación atmosférica.
Michael Zammit, secretario ejecutivo de la Convención Marco de la ONU para el Cambio Climático en 1997, destacó que Kioto «es el acuerdo económico más importante que jamás ha alcanzado el mundo». Kioto ha traspasado la barrera ambiental para convertirse en un asunto financiero de primer orden. Y por eso ayer los ministros de finanzas y economía de 37 países asistieron por primera vez a una reunión de cambio climático. El presidente indonesio, Susilo Bambang Yudhoyono, justificó su participación en que cada año se necesitan 2.000 millones de dólares de inversión para frenar el cambio climático: «Si el desafío es la financiación, ellos deben participar en las reuniones».
El dinero manda, y el petróleo también, y mucho. Por eso los principales escollos siguen centrándose en Estados Unidos, que siempre se ha excusado en los efectos sobre su bonanza económica para no aceptar compromisos obligatorios y rechaza cualquier medida que pueda condicionar sus acciones futuras, más ahora que se acercan las elecciones presidenciales, y también en Arabia Saudí.
Si hasta ahora el rey del petróleo centraba su oposición en conseguir medidas compensatorias por la futura caída del uso del petróleo y sus derivados, ayer dio un paso más poniendo objeciones al cuarto informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), que debe aprobarse en esta reunión y servir de respaldo para actuar contra sus predicciones, según explicó la directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Teresa Ribera.
Lo curioso es que durante la presentación en Valencia de este documento el pasado mes de noviembre Arabia Saudí no puso ninguna objeción a lo que ahora critica, que es la estimación de los rangos en que deben reducirse las emisiones en el año 2020 para que la temperatura no suba más allá de 2 grados centígrados a mediados de siglo.
Se trata de esa horquilla de reducción de entre el 25 y el 40% de las emisiones globales. La misma que la delegación estadounidense no quiere aceptar, si bien el secretario ejecutivo de la Convención del Cambio Climático, Yvo de Boer, matizó que sólo es una guía para cuando se empiecen a negociar esos objetivos de reducción, a lo largo de 2008. De lo que se trata aquí es de sentar las bases para esa futura negociación y de fijar un calendario para ello. No obstante, la sensación en los pasillos es de cierto pesimismo con respecto a Estados Unidos.
ABC, Miércoles 12 de diciembre de 2007

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