11 diciembre 2007

China, héroe y villano del calentamiento global

Rafael Poch Pekín. Corresponsal 04/12/2007
La gran paradoja de China es que dentro de muy pocos años será, al mismo tiempo, el país más contaminante del mundo, y el que más esfuerzos haga para reducir su contaminación y su consumo de energía. Ejemplo de país que llega tarde a un modelo de desarrollo caduco que inventaron los occidentales, China se ve obligada a combinar, en una carrera esquizofrénica, industrialización y desindustrialización (o postindustrialización), contaminación y defensa del medio ambiente.
Su condición de "fábrica del mundo" en el marco de la división internacional del trabajo contiene otras paradojas. Alrededor del 27% de su actual consumo de energía va, a efectos de su consumo final, fuera de China, estima un estudio conjunto de la Academia China de Ciencias Sociales y la organización conservacionista global, WWF. Pero las emisiones de ese 27% se contabilizan en China.Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), para 2030 China emitirá dos veces más gases de efecto invernadero que Estados Unidos (el 28% de la emisión mundial), tendrá uno de los mayores parques automovilísticos del mundo, representará el 30% de la demanda suplementaria mundial de energía y la mitad de las emisiones de los países en desarrollo. Al mismo tiempo, China será líder en energías renovables. El año pasado invirtió 10.000 millones de dólares de los 50.000 millones invertidos en todo el mundo. Es el país que más gasta en ello después de Alemania, y en los próximos tres años se espera que adelante a Europa, Japón y América del Norte como principal fabricante de placas solares y células fotovoltaicas, bajando los precios de esos productos en el mercado global hasta hacerlos plenamente competitivos sin necesidad de subvenciones. Su ley de energías renovables, que entró en vigor en enero de 2006, prevé que para 2030 el 30% de su generación de energía sea renovable, incluyendo en esa categoría la energía nuclear e hidráulica. Pero nada de todo eso va a impedir que, hasta donde alcanza la vista, el país contamine más cada año, porque las previsiones de aumento de su consumo y demanda energética son tan gigantescas, que se comen cualquier beneficio derivado de la eficiencia energética o del uso de renovables. La demanda eléctrica en China va a aumentar a razón de un 7,6% anual hasta 2015 y alrededor del 5% anual desde entonces hasta el 2030. Y ese frenesí se va a alimentar, como en India, con carbón. En 2030 el carbón, que hoy genera el 74% de la electricidad en China, seguirá siendo el principal recurso energético de Asia, con China e India responsables del 60% del incremento de las emisiones de CO2.
Tras ese frenesí se encuentra el ansia de la quinta parte de la población mundial por dejar de ser pobre. La principal prioridad de China es el crecimiento. Para el 2020 la población laboral de China superará los 900 millones, 300 millones más que el total de la población laboral de todos los países desarrollados. Generar empleo para esa masa, en pleno trance urbanizador, es la prioridad. Desde 1978, el país ha optado por una estrategia de urbanización que hasta entonces había evitado. Entre 1978 y 2003 (en 25 años), la población urbana de China se triplicó, alcanzando los 520 millones. Cerca de 400 millones de campesinos más emigrarán hacia las ciudades en los próximos 30 años, a razón de entre 10 y 16 millones de urbanos más por año. Cada urbano gasta 3,5 veces más energía que su homologo rural. La urbanización impulsará al automóvil. El parque podría pasar de 25 millones en 2004, a más de 150 millones en 2030. En 1995 había dos aparatos de aire acondicionado por cada cien hogares. Diez años mas tarde eran 70.La preocupación por no poner en peligro ni su desarrollo económico ni la estabilidad de su régimen, le deja a China poco terreno de maniobra. De ahí la insistencia en un crecimiento sostenido de 7% para que el avión no se caiga. Cualquier compromiso adquirido en materia de emisiones es visto como una amenaza al desarrollo, y por esa razón China acude a la conferencia de Bali rechazando toda medida que limite sus emisiones de CO2. Dice que no tiene responsabilidades históricas en el calentamiento global, distingue entre "emisiones de lujo" del mundo desarrollado y emisiones "de supervivencia" de los países en desarrollo, y afirma que los desarrollados deberían predicar con el ejemplo. Su posición es hacer el mínimo de concesiones, pero, al mismo tiempo, China es muy sensible a la presión exterior y sabe que su postura cada vez estará más aislada diplomáticamente, por lo que la previsión es que se haga gradualmente más flexible. Acaba de lanzar señales en ese sentido. Por primera vez ha firmado, con Francia, durante la visita de Sarkozy, un acuerdo bilateral comprometiéndose a, "promover la atención mundial hacia el cambio climático". Respecto a la opinión pública china, es bastante ignorante en temas de cambio climático. "El país discute, sobre todo, acerca del impacto del calentamiento en su propia situación, más que en las consecuencias globales de la emisión china", dice el profesor Jiang Jiasi de la Universidad de Pekín. En general los dirigentes chinos ven el cambio climático como un asunto remoto y un tema de política exterior, pero están cambiando.
Como todo en China, la situación es dinámica y está sometida a sorpresas e imprevistos. El cambio climático ha demostrado que puede generar ambas cosas. Algo parecido al huracán "Kathrina" en el Delta del Río de la Perla, la región de Cantón, es un escenario que citan los especialistas y que ilustra uno de los aspectos de la vulnerabilidad de China. La región, en la que viven 40 millones de habitantes que producen más del 10% del PIB chino y el 30% de sus exportaciones, es una llanura aluvial particularmente expuesta al aumento del nivel de las aguas. El sur del Delta del Río de la Perla está a 0,3 / 0,4 metros por encima del nivel del mar, la parte norte y central a 0,4 y 2,4 metros. Estudios de la Academia de Ciencias China estiman que el nivel del mar aumentará de 15 a 30 centímetros para 2010, de 30 a 40 para 2030 y de 40 a 60 centímetros para 2050. Según el Banco Mundial un aumento del nivel del mar de uno a cinco metros reduciría el PIB chino entre un 2,4% y un 10,8%...
En cuanto a actitudes, la mayor parte de la población china es muy austera en materia de energía. Gasta poco y aprovecha y recicla mucho. Dos terceras partes de la población china sólo participan en la economía de mercado de una manera muy marginal y periférica. En cambio, el consumidor rico chino, nuestro homólogo, es muy derrochador y ostentatorio. La opción por el coche grande es mucho más común en China que en Europa. Son raras las comidas en las que no sobra la mitad de los alimentos. "El cambio climático es una responsabilidad de los ricos del mundo, incluidos los chinos ricos". El Profesor Pan Jiahua, miembro del Panel Internacional sobre Cambio Climático y jefe de la delegación no oficial que China envía a la Cumbre de Bali, asiente ante esta afirmación. Y añade; "los desarrollados deben predicar con el ejemplo".


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