04 diciembre 2007

La ecología en la agenda política china

PABLO M. DÍEZ CORRESPONSAL. PEKÍN.
La contaminación es uno de los principales problemas de la nueva China surgida al amparo del extraordinario crecimiento económico experimentado en los últimos treinta años, que se ha producido totalmente a expensas del medio ambiente. Convertidas en la «fábrica global» gracias a su baratísima mano de obra, las provincias de la costa china, sobre todo en la región industrial de Guangdong (Cantón), se han llenado de factorías que han degradado el entorno y cuyas chimeneas siguen oscureciendo los cielos del gigante asiático y haciendo irrespirable el aire.
Precisamente en esta zona, en el Delta del Río de la Perla que baña Hong Kong, Macao y Shenzhen, es donde trabaja Christine Loh, quien fundó en el año 2000 Civic Exchange, un «think tank» (gabinete de crisis) independiente y sin ánimo de lucro que se dedica a hacer informes sobre la participación social, el desarrollo cívico, la economía, la educación y, por supuesto, la sostenibilidad y la ecología.
Entre ellos, destacan un estudio sobre el impacto de la polución en la salud de los habitantes de la antigua colonia británica y otro acerca de la recuperación del degradado litoral, así como uno más anticipándose a los efectos del calentamiento global en la región.
Gracias a sus concienzudos análisis, Civic Exchange ha conseguido situar el medio ambiente dentro de la agenda política no sólo de Hong Kong, donde tiene su base, sino del Gobierno chino. Buena prueba de ello son sus demoledores informes sobre la calidad del aire en la antigua colonia británica, uno de los lugares más contaminados del planeta al absorber todos los humos que despiden las fábricas en la vecina provincia industrial de Guangdong.
«El aire aquí es bastante malo y causa numerosas enfermedades, pero es peor en otras partes de China, como Pekín o la cercana Guangzhou», explicó ayer Christine Loh a ABC. A pesar del dramático daño medioambiental que sufre el coloso oriental, esta activista se mostró inasequible al desaliento y afirmó que «en los últimos tiempos, en la provincia de Guangdong se ha registrado una reducción en la emisión de gases contaminantes, por lo que puede ser un ejemplo para el resto del país».
Por ese motivo, se considera «optimista» con respecto al futuro y apuesta por «dedicar a la limpieza y a la regeneración del entorno una parte de la riqueza obtenida con el crecimiento económico». Para ello, los estudios de Civic Exchange toman como ejemplo la experiencia de otros países desarrollados, como Japón, Alemania y el Reino Unido, con el fin de poner en marcha programas que hagan más habitables las ciudades chinas.

El ejemplo de Tokio
«En los 70, Tokio era una ciudad muy contaminada, pero consiguió acabar con este problema en una década, por lo que China aún necesita tres o cuatro años más para comprobar la efectividad de las medidas medioambientales que ya se están llevando a cabo».
Gracias a su formación y a su activismo social, Loh es una de las figuras más veteranas del movimiento ciudadano en Hong Kong, donde incluso ha sido elegida en tres ocasiones miembro del Consejo Legislativo (una especie de Parlamento local). Tras pasarse 14 años en el sector privado como agente de Bolsa de firmas internacionales dejó a un lado el mundo de los negocios para lanzarse de lleno a la lucha contra el cambio climático.
Dos cuestiones que resultan cruciales en Asia, el continente que más está creciendo y cuya necesidad de energía y recursos plantea difíciles retos al resto del planeta. «Grandes países emergentes como China y la India no pueden reducir sus emisiones porque su economía depende de ello, pero hay que buscar fórmulas más eficientes para aprovechar la energía utilizando nuevas tecnologías».

ABC, Martes 4 de diciembre de 2007

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