05 febrero 2010

Biodiversidad. 2010, un año para despertar conciencias

POR MIGUEL ÁNGEL BARROSO
Se van. Cada año, entre 15.000 y 50.000 especies. Muchas de ellas ni siquiera han sido descubiertas por la ciencia. Otras quedarán para siempre como una lámina o fotografía de un voluminoso libro. Como un recuerdo, caso del buscardo del Pirineo, el delfín de río chino o el tigre de Tasmania. El Índice Planeta Vivo, indicador de la vida silvestre sobre el planeta – obtenido del estudio de la evolución de 5.000 poblaciones de 1.686 especies de vertebrados -, ha descendido un 30 por ciento desde 1970. Esta extinción silenciosa está provocada por la deforestación y la transformación de los usos del suelo en los trópicos; el impacto de las infraestructuras y del cambio climático sobre las especies de agua dulce; y la contaminación, la sobrepesca y la destrucción de los ecosistemas marinos y costeros.
Naciones Unidas ha declarado 2010 “Año Internacional de la Biodiversidad”. Un intento de remover conciencias que puede quedarse en palabrería y papel mojado si a las buenas intenciones no se le añaden compromisos. Algo que empieza a convertirse en costumbre, como acaba de constatar la Cumbre del Clima celebrada en Copenhague. En el fondo, los escépticos piensan que nada sustancial ha cambiado en el planeta con la desaparición de las especies, que ya se han producido extinciones masivas y que hay que aplicarse el cuento de Darwin: la diversidad de la vida surgió gracias a un proceso hereditario con modificaciones en el que participamos todos, seres humanos incluidos, mediante el mecanismo de la selección natural (los mejores sobreviven y se reproducen; los peores...pasan a la historia). Pues eso: adaptarse o morir. Mientras el adiós del oso polar, el tigre de bengala o el lince ibérico no suponga un quebranto económico a la especie humana, serán muchos los que acompañen en el sentimiento a los que se preocupan. Y poco más.
Los servicios de la naturaleza
El asunto del bolsillo podría abrir una brecha. Al menos eso piensa la Comisión Europea, que acaba de presentar un Informe sobre la Economía de los Ecosistemas y la Biodiversidad (http://www.teebweb.org/). Su teoría: los expertos olvidan cuantificar el valor del patrimonio natural de sus países. Las prestaciones que la naturaleza nos brinda de manera gratuita tendrían un alto coste si fuera necesario reproducirlas de manera artificial, por lo que unos recursos saludables representan, además, un enorme ahorro para los estados.
Según WWF España, por primera vez la conservación no se enfoca sólo desde el punto de vista de la protección de hábitats y especies, sino también desde el enorme coste que su desaparición puede suponer. El estudio TEEB señala que los gobiernos deben adoptar mejores sistemas de contabilidad, que midan el auténtico valor de los recursos naturales y permitan integrarlos en las decisiones administrativas.
La variedad de especies, hábitats y ecosistemas de toda Europa conforma una pete invalorable de nuestras vidas. Se trata del entorno en el que vivimos, el aire que respiramos y el agua que bebemos. La adecuada conservación de la naturaleza proporciona a nuestra sociedad diferentes servicios, como puede ser el filtrado del aire, el control de inundaciones, la polinización de plantas, la purificación y almacenamiento de aguas....
La Evaluación de Ecosistemas del Milenio de la ONU señala que el 60 por ciento de los servicios generados por los recursos naturales están degradados, lo que contribuye al aumento de las inundaciones y grandes incendios forestales. Esto provoca un enorme desembolso económico para los países afectados. Por su parte, el Banco Mundial estima que por cada euro invertido en la prevención de desastres naturales, se ahorran 7 euros en pérdidas tras el desastre.
Las áreas protegidas conservan plantas medicinales imprescindibles para la industria farmacéutica y la medicina tradicional. En 2000, los fármacos obtenidos de las plantas obtuvieron unos ingresos de 30.000 millones de dólares. Según el informe, invertir en la conservación, gestión y restauración de los ecosistemas proporciona beneficios a largo plazo mayores y más duraderos que las ganancias inmediatas de un uso incontrolado de los recursos naturales. Además, la degradación de los suelos, el aire y el agua afecta negativamente a la salud pública, la seguridad alimentaria, el turismo o las oportunidades de negocio.
La razón de que se hayan obviado estos costes es que los economistas no asignan precios de mercado a los servicios que aportan los espacios naturales. Esto significa que los beneficios que se derivan de ellos (a menudo de carácter público) son por lo general olvidados o infravalorados en la toma de decisiones. Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España, cree que nuestro país, pese a contar con uno de los mayores capitales naturales de toda Europa “sigue desarrollando actuaciones insostenibles y altamente impactantes, como la actual política de infraestructuras, y utilizando sus ayudas y fondos para la destrucción del medio ambiente, como en el caso de muchas de las ayudas a la agricultura o la pesca”.
Una amenaza que puede alcanzar al ser humano
Circula por ahí la teoría de que los seres humanos, principales agentes de los malos tiempos, pueden sentarse en una butaca a mirar. Fernando Jiménez, escritor y biólogo, autor del libro “La sexta extinción”, cree que “la Tierra ha sobrevivido a cinco extinciones masivas, y aquí está. Pero no olvidemos que por el camino se han quedado miles de especies. El planeta puede sobrevivir al cambio climático; otra cosa es que lo hagamos nosotros, que podamos adaptarnos. Hay que verlo con perspectiva: cuando hablo de “nosotros” no me refiero a los 900 millones de personas que viven en los países ricos, sino a los 5.500 millones que habitan en los países pobres, donde la sequía mata, donde si el mar sube un metro las consecuencias serán catastróficas. La lucha no es por salvar a los osos polares, sino a nosotros mismos. No hablamos de pérdida de comodidades, de ir al cine o de compras. Hablamos de aire, agua limpia, comida, tierra fértil, un clima estable”.
Responsabilidad española
La evaluación de la Agencia Europea del Medio Ambiente de 2009 refleja la imposibilidad de alcanzar el objetivo de frenar la pérdida de biodiversidad para 2010. Durante la presidencia española, la UE debe definir qué se hace a partir de ahora. WWF pide al Gobierno que asegure el establecimiento de objetivos ambiciosos para 2020 que incluyan la recuperación de las especies y ecosistemas terrestres marinos y de agua dulce el peligro. Asimismo, iniciar la discusión sobre financiación, asegurando un fondo fuerte y específico para biodiversidad. Por último incorporar las recomendaciones del informe TEEB (The Economics of Ecosystems and Biodiversity) para que condicionen la toma de decisión de todos los Consejos, en particular los de agricultura, pesca y economía.
Diez especies al límite
WWF publica su “lista roja” para 2010. Incluye animales emblemáticos como el tigre, el oso polar o el gorila de montaña.
1. Tigre.
Estudios recientes indican que quedan tan sólo 3.200 tigres (Panthera tigris) en su hábitat natural. Estos felinos ocupan menos del 7 por ciento de su territorio original, que ha disminuido un 40 por ciento durante la última década. La acelerada deforestación y la caza desmedida pueden provocar su extinción, como sucedió con el tigre de Java y de Bali. Este animal es cazado porque algunas partes de su cuerpo son utilizadas en la medicina tradicional china y su piel es muy cotizada. La subida del nivel del mar debido al cambio climático amenaza los manglares donde habita la población de tigres de la India y Bangladesh. El Año del Tigre, en 2010, será muy importante para los esfuerzos de conservación de esta especie.
2. Oso Polar
El oso polar (Ursus maritimus) se ha convertido en un icono del cambio climático. Clasificada como una especie en peligro por el Acta de Especies Amenazadas de Estados Unidos, podría extinguirse en el próximo siglo si continúa la tendencia actual de calentamiento en el Ártico. La población rusa de estos animales adapta su comportamiento y hábitos de alimentación a los nuevos tiempos, pero sus rutas de migración están en peligro por nuevos proyectos de infraestructura. La geopolítica puede darles la puntilla, pues los países de la región codician la riqueza mineral que se escinde bajo la banquisa. WWF apoya investigaciones de campo para entender cómo el cambio climático afecta a los osos polares y desarrollar estrategias de adaptación; también trabaja con gobiernos e industrias a fin de reducir las amenazas provenientes del transporte, la explotación de gas y petróleo y las comunidades locales. Todo ello para reducir encuentros conflictivos entre humanos y osos en áreas donde estos se encuentran atrapados en tierra durante periodos más largos debido a la falta de hielo.
3. Morsa del pacífico
El mar de Chukchi y el de Bering en el Ártico son el hogar de la morsa del pacífico (Odobenus rosmarus divergens), una de las víctimas del clima. En septiembre de 2009 se encontraron 200 morsas muertas en la costa del mar de Chukchi, Alaska. Estos animales dependen de las capas de hielo flotante para descansar, procrear, amamantar y proteger a sus crías de los depredadores. Con el derretimiento del hielo, esta especie está condenada.
4. Pingüino de Magallanes.
En peligro anteriormente por derrames de petróleo, los pingüinos de Magallanes (Spheniscus magallanicus) se enfrentan ahora a una amenaza mayor, la falta de alimento, ya que los peces son desplazados por corrientes oceánicas cálidas, forzando a estas aves a viajes casi imposibles. El año pasado cientos de pingüinos de Magallanes llegaros a las playas de Río de Janeiro – más de 1.500 kilómetros al norte de sus lugares tradicionales de anidación -, muchos de ellos muertos o moribundos. Actualmente, 12 de las 17 especies de pingüinos están experimentando una rápida disminución en sus poblaciones.
5. Tortuga Laúd
La laúd (Dermochelys coriacethe) es la tortuga marina más grande y uno de los reptiles que ha sobrevivido durante cientos de millones de años a las sucesivas extinciones que ha padecido el planeta. Sin embargo, parece que le ha llegado la hora. Estimaciones recientes indican que su población está declinando, particularmente en el Pacífico, donde se calcula que sólo quedan 2.300 tortugas hembras, convirtiendo a la laúd del Pacífico en la tortuga marina más amenazada en todo el mundo. En el Atlántico, este animal tiene una población más estable, pero los científicos predicen su rápido declive debido al gran número de individuos que mueren al ser capturados accidentalmente por embarcaciones de pesca. Un peligro adicional es la subida del nivel del mar, que pone en peligro sus nidos, así como temperaturas más altas en las playas del Atlántico. El objetivo de WWF es proteger la ruta migratoria de la tortuga laúd, trabajando con pescadores para reducir la pesca accidental, proteger las playas de anidación y concienciar a las comunidades locales para que respeten a esta especie viajera del tiempo que pasa por su peor racha.
6. Atún rojo
El atún rojo (Thunnus thynnus) es un pez migratorio de gran tamaño que se localiza en el Atlántico y el Mediterráneo. Se usa en la preparación de sushi de primera calidad. La especie se encuentra muy cerca del colapso si continúan las prácticas de pesca no sostenibles El informe “El saqueo del atún rojo en el Mediterráneo y Atlántico Oriental”, de WWF, pone al descubierto la dimensión real de la catástrofe. Los mayores infractores son las flotas de la Unión Europea (principalmente Francia), Libia y Turquía, que dejan de declarar la mayor parte de sus grandes capturas. La Comisión para la Conservación del Atún Atlántico, donde participan 42 países, impuso una cuota anual de 32.000 toneladas, cifra que no se respeta.
7. Gorila de montaña
Los científicos consideran que el gorila de montaña (Gorilla beringei beringei) es una subespecie en peligro crítico de extinción, con sólo 720 individuos en su hábitat. Más de 200 viven en el Parque Nacional de Virunga, en el este de la República Democrática del Congo, en la frontera con Ruanda y Uganda. Una zona en permanente conflicto. La guerra ha provocado un aumento de la caza ilegal y la degradación de sus refugios naturales. Gracias a los esfuerzos de conservación durante los últimos 12 años en los montes Virunga, la población de gorilas ha aumentado un 14%.
8. Mariposa Monarca.
Cada año millones de delicadas mariposas monarcas (Danaus plexippus) emigran de Canadá y el Norte de los Estados Unidos para pasar el invierno en los bosques de México. La conservación y protección efectiva del bosque de oyamel y pino de altitud en México es esencial para la supervivencia de los lugares de hibernación de estos insectos, lo que se ha reconocido como un fenómeno biológico en peligro de extinción. La protección de sus hábitats reproductivos en Estados Unidos y Canadá es igualmente crucial para salvar la migración de esta especie. WWF apoya a las comunidades locales para establecer invernaderos de árboles que se han reintroducido posteriormente en la reserva de la mariposa monarca, creando al mismo tiempo fuentes de ingresos para los propietarios del bosque.
9. Rinoceronte de Java
En estado crítico en la Lista Roja del IUCN, el rinoceronte de Java (Rhinoceros sondaicus) es considerado el mamífero de mayor tamaño en peligro de extinción, con una población total de 60 animales. Muy cotizado por su uso en la medicina tradicional china, la población de los rinocerontes de Java también ha disminuido por la conversión de su hábitat boscoso a campos de cultivo. WWF ha estado presente en la protección y conservación de esta especie desde 1998, apoyando a los guardabosques, desarrollando censos, creando conciencia de la importancia de los rinocerontes entre sus vecinos humanos apoyando el manejo y la administración de parques. A finales de 2009, con la ayuda de perros entrenados, esta organización encontró huellas del único y extraño rinoceronte de Java vietnamita, del que se piensa que existen no más de doce ejemplares.
10. Panda gigante.
El panda gigante (Ailuropoda melanoleuca) enfrenta un futuro incierto, con menos de 2.500 ejemplares. Su hábitat forestal en las montañas suroccidentales de China se ha fragmentado. WWF ha estado colaborando en la conservación del panda durante casi tres décadas, coordinando estudios de campo, trabajando en la protección de hábitats y, más recientemente, apoyando al gobierno chino creando reservas.
LOS ÚLTIMOS LINCES IBÉRICOS
En España podemos “presumir” de tener al felino más amenazado del planeta, el lince ibérico. Esta especie cuenta con tan sólo doscientos ejemplares, localizados entre Sierra Morena y Doñana. La fragmentación de su hábitat, la pérdida de alimento (el concejo constituye el 90 por 100 de su dieta, de modo que las afecciones que sufre su presa favorita afectan dramáticamente a los linces) y la mortalidad directa relacionada con el hombre (venenos, disparos, atropellos) son sus amenazas más importantes.
ABC – NATURAL, Viernes 22 de enero de 2010

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