18 febrero 2008

BAN KI-MOON. Una cruzada contra el cambio climático

POR ARACELI ACOSTA
MADRID. Ha hecho de la lucha contra el calentamiento global del planeta su bandera durante su primer año como secretario general de Naciones Unidas. El coreano Ban Ki-moon llegó a la ONU con la meta de devolver la credibilidad a una organización cuestionada por los casos de corrupción y la inoperancia frente a crisis de la envergadura de Irak, Palestina, Kosovo y Darfur.
Sin embargo, y a pesar de que en sus dos primeras ruedas de prensa no hizo ninguna mención al cambio climático -tampoco nadie le preguntó, según consta en las transcripciones de esos encuentros con la Prensa acreditada ante Naciones Unidas-, tras la presentación de la primera parte del informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático en París en febrero pasado el secretario general incluyó el cambio climático entre las prioridades de su mandato.
«Si nos interesa el legado que dejaremos a las generaciones venideras, éste es el momento para una acción mundial decisiva. Todas las naciones pueden adoptar medidas firmes para lograr un saldo neutro de emisiones de dióxido de carbono. Debemos movilizar la voluntad política de los países en desarrollo y los países industrializados para alcanzar ese objetivo». Son sólo algunos de los llamamientos que ha hecho este coreano de apariencia frágil y tímida.

De las palabras a los hechos
Pero Moon no se ha quedado sólo en palabras. Aunque parezca mentira, ha sido el primer secretario general de Naciones Unidas que ha viajado a la Antártida para conocer de primera mano y sobre el terreno lo que el calentamiento global está provocando en el continente helado. «No estoy aquí para hacer ecoturismo -dijo nada más bajarse del aparato de la Fuerza Aérea chilena que le llevó hasta la base Frei, en la isla rey Jorge-, sino como mensajero de todas las advertencias sobre el cambio climático». Y lo cumplió.
Sólo unos días después se desplazaba a Valencia para participar en la presentación del informe de síntesis del IPCC, donde expresó su desolación frente a las amenazas «tan aterradoras como las de una película de ciencia ficción»que se ciernen sobre «algunos de los más preciados tesoros de nuestro planeta». Tras esa introducción sobre los peligros que él mismo percibió ante la «conmovedora belleza de las barreras de hielo que ya han empezado a resquebrajarse» en la Antártida, Moon instó a los Gobiernos a dar respuestas políticas a las conclusiones científicas.
Un llamamiento que volvió a repetir el pasado diciembre ante los miles de delegados de más de 150 países reunidos en Bali (Indonesia) en la Cumbre Mundial del Clima. Allí, su presencia -en dos ocasiones, inauguración y clausura, cosa que nunca hizo su predecesor en el cargo- fue vital para desatascar unas negociaciones que desde el primer día parecían abocadas al fracaso.

Diplomacia oriental
Sin el carisma de Annan, pero con la persistencia tradicional de la diplomacia oriental, el secretario general de la ONU llegó el último día de negociaciones a Bali para presentar el acuerdo final, pero sólo pudo cantar las cuarenta a las delegaciones, mostrándose «decepcionado ante la falta de progreso» e instando a los delegados «a llegar al acuerdo necesario», pues lo contrario sería «una traición hacia las generaciones venideras». «En una negociación, ninguna delegación puede conseguir todo lo que desea», añadió para flexibilizar las enconadas posturas. Y surtió efecto. Estados Unidos cogía recortes de lo dicho y aceptaba hablar sobre «Kioto 2».
ABC, Lunes 11 de febrero de 2008

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