05 febrero 2008

Camiones y autobuses pagarán 270 euros por entrar en Londres El ex presidente de Shell pide que la UE prohíba la comercialización de los coches más co

E. J. BLASCO. CORRESPONSAL
LONDRES. Ayer entró en vigor en Londres la tarifa de 200 libras (unos 270 euros) que el Ayuntamiento de la capital británica impone a los operadores de camiones y autobuses de especial contaminación que circulen por el llamado Gran Londres (la capital y sus inmediatos alrededores). El área ha sido declarada «Zona de Baja Emisión» por el alcalde laborista, Ken Livingstone. Las multas por incumplimiento de la norma serán de 1.320 euros.
La Asociación de Transporte por Carretera de Gran Bretaña estima que casi 20.000 camiones se verán afectados por esta disposición de Londres, que también deberán pagar, si entran al centro de la ciudad, como ocurre con el resto de vehículos, los más de 10 euros de la llamada «congestion charge», el impuesto de entrada al núcleo de la capital. «En una ciudad mundial moderna, la gente debería tener la oportunidad de vivir y trabajar sin temor a ser envenenado por el aire que respira», ha dicho Livingstone.
Por otra parte, en el debate que sostiene la Unión Europea sobre la posibilidad de prohibir o penalizar los automóviles con un excesivo consumo de carburante por kilómetro, por sus efectos contaminantes, terció ayer el ex presidente de la petrolera Shell a favor de una medida radical.
No es habitual que una voz procedente de la gran industria se pronuncie de una forma tan rotunda sobre una causa medioambiental que afecta tan directamente a sus intereses económicos. Mark Moody-Stuart en realidad ya no preside la petrolera británico-holandesa, aunque sigue en el sector energético como presidente de la minera Anglo American, pero sus declaraciones a la BBC han tenido eco.
Prohibir coches contaminantes
Moody-Stuart pide que la UE prohíba la venta de vehículos que estén por debajo de las 35 millas por galón de combustible (12,3 kilómetros por litro). «Necesitamos una dura regulación que diga que no se puede conducir o producir algo que es inferior a determinado estándar», declaró.
La medida sólo se aplicaría a coches nuevos, y se dejaría que los viejos que más contaminan fueran quedando fuera de uso con el paso del tiempo. Mientras en la producción de coches deportivos no sería díficil lograr los objetivos que se marquen, más complicado resultaría en el caso de algunos automóviles pesados de lujo.
Para la Sociedad de Productores y Comerciantes del Motor del Reino Unido, una prohibición de este tipo pone en peligro la industria del sector, cuando los conductores de vehículos especialmente contaminantes ya pagan más a través de determinados impuestos.
En el debate que mantiene la UE, los consorcios automovilísticos alemanes están presionando enormemente para evitar que se les penalice por seguir produciendo modelos pesados, de mayor consumo.
ABC, Martes 5 de febrero de 2008

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