20 febrero 2008

CO2 bajo tierra para salvar el planeta

F. J. Gutiérrez
Madrid. Kioto ya está aquí, pero la economía mundial sigue dependiendo de los combustibles fósiles. China abre una central térmica cada semana, India almacena el 10% de las reservas mundiales de carbón, EEUU no está dispuesto a establecer límites a sus emisiones, las renovables no son suficientes, la nuclear suscita dudas...
Los grandes agentes energéticos mundiales urgen una solución que les permita seguir quemando sus reservas de petróleo, gas y carbón, pero sin aumentar aún más su emisión de gases. Las sanciones son una realidad que se acerca y una tecnología existente, cuya viabilidad ya demuestran las petroleras, surge en el horizonte como una alternativa viable.
Capturar y almacenar dióxido de carbono, bien bajo tierra o en la profundidad de los océanos, es una de las soluciones favoritas de EEUU, países emergentes como China o India —hasta ahora no obligados a establecer topes, pero cada vez más contaminantes— e incluso España y la UE, que apoyan decididamente esta opción para frenar el cambio climático.
El sueño del carbón limpio: en lugar de emitirlo a la atmósfera, el dióxido de carbono que contienen los combustibles fósiles, bien antes o tras la combustión, es capturado y almacenado en formaciones geológicas permanentes como los yacimientos de petróleo y gas agotados.
Las reservas de carbón son entre cuatro y cinco veces más elevadas que las de petróleo, por lo que la mayoría de los estudios concluyen que al ritmo de consumo actual seguirá habiendo carbón para los próximos 200 o 300 años”, sostiene Carlos Abanades, del Instituto Nacional de Carbón, del CSIC.
La Cumbre del Clima de Bali dio su apoyo a estos sumideros de CO2, pero todavía existe un gran inconveniente: elevan el precio del kilovatio hasta un 50%. Y, además, los ecologistas no lo tienen claro, ya que mantienen que esta tecnología puede relajar a los gobiernos en sus compromisos medioambientales y sigue presente el riesgo de fugas y accidentes.
LA GACETA DEL MIÉRCOLES, 20 de febrero de 2008

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