04 febrero 2008

Más «verdes» por tres euros a la semana

M. N. CORRESPONSAL
BRUSELAS. Europa se va a gastar el equivalente al 0,6% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2020 en combatir el cambio climático. Este dinero, que supondrá alrededor de 90.000 millones de euros -tres euros semanales a cada ciudadano europeo-, se empleará en costear todo el cambio que tendrá que hacer la industria europea para adaptarse a los nuevos topes de emisiones.
Esta regulación, que aún debe recibir el visto bueno del Consejo de la UE y del Parlamento Europeo y que como pronto entraría en vigor en 2013, supondrá por ejemplo que los europeos tendrán que pagar alrededor de 150 euros más al año por la electricidad, mientras que la industria pesada deberá afrontar un gasto extra de 50.000 millones de euros en concepto de inversiones para reducir la emisión de gases contaminantes y de compra de derechos de emisión.

Destrucción de empleo
A este coste económico directo se le une otro indirecto y, si cabe, más importante que el primero, como es la destrucción de empleo, ya que unas primeras estimaciones hablan ya de que se perderán decenas de miles de empleos en el sector del aluminio por las deslocalizaciones a que se verá obligado el sector, huyendo de este sobrecoste de producir en Europa.
En renovables se contempla que los países puedan hacer inversiones allá donde éstas sean más productivas, eficacia que supondrá un ahorro de 1.800 millones de euros, según la CE.

China y Estados Unidos
Una de las incógnitas que se abren tras la presentación de este ambicioso proyecto es que en el caso de que el resto de los países no se sumen a esta lucha contra el cambio climático, que sustituirá al protocolo de Kioto, las empresas europeas tendrán la batalla perdida en un mundo cada vez más globalizado ya que, por ejemplo, el acero que se produzca en China o en Estados Unidos no tendrá este sobrecoste «verde».
El lado positivo es que la industria de la energía renovable, que actualmente tiene una cifra de negocio de 30.000 millones de euros y da trabajo a 350.000 personas, se verá muy potenciada y generará el correspondiente empleo.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, anunció esta semana que, en caso de que suceda algo así, Europa pondrá una especie de arancel de entrada a los productos que hayan sido fabricados en países que no tienen límites de emisiones de carbono. Este nuevo arancel, en todo caso, tendría que pasar el filtro de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que no es muy proclive a que se limiten o graven las transacciones comerciales.
En todo caso, las industrias europeas más sensibles a la competencia extraeuropea podrían quedar en el último momento exentas de pagar por contaminar, aunque la lista de estas empresas se decidirá en 2010, lo que añade cierta incertidumbre.
Los sectores de la aviación y las refinerías de petróleo entrarán también gradualmente en el comercio de derechos de emisión.

Acero y electricidad
Los sectores industriales más contaminantes, como el acero y la electricidad, tendrán que reducir sus emisiones un 21% de aquí a 2020 respecto a las emisiones de 1990, y la novedad es que tendrán todas los mismos límites, independientemente del país donde se encuentren, de modo que no se altere el Mercado Único Europeo.
En cuanto al reparto por países, España no ha salido muy mal parada, ya que los transportes y hogares, que no estaban incluidos en el anterior sistema de comercio de emisiones, tendrán que recortar un 10% la emisión de CO2 en 2020 y el 20% de la energía que se consuma en esa fecha tendrá que ser de origen renovable, frente al actual 8,5%.

No hacer nada cuesta más
Ante las numerosas críticas que ha recibido la propuesta, sobre todo de los principales sectores industriales europeos, Barroso ha respondido de una manera directa que «el coste de no hacer nada será diez veces superior a las medidas que hemos presentado, según se pone de manifiesto en el informe del profesor Stern».
La buena noticia, además de que entre todos ayudaremos a tener un planeta más sano, es que lo que se recaude con los derechos de emisión -alrededor de 50.000 millones de euros en 2020- se destinará al mismo fin, a proyectos ambientales.
Entre las novedades figura también el hecho de que todas estas cuotas serán jurídicamente vinculantes, tanto para los países como para las empresas, por lo que en caso de incumplimiento podrían tener que enfrentarse ante el Tribunal de Justicia de la UE.
Todo este conjunto de medidas permitirá además reducir la dependencia energética que tiene Europa del exterior, y su correspondiente factura, alrededor de 50.000 millones de euros, equivalente al 0,3% del PIB europeo.
ABC, Lunes 4 de febrero de 2008

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