04 febrero 2008

El biodiésel marcha al ralentí

JUAN ARMENTEROS - Jaén -
La Comisión Europea insiste en la necesidad de reducir la emisión de gases para evitar el calentamiento del planeta. Por eso, el transporte es uno de los sectores que debe rebajar un 10% las emisiones para 2020. La UE apoya los biocarburantes por sus beneficios medioambientales, ya que su uso es una medida efectiva para disminuir las emisiones de los vehículos.
El Plan Europeo pretende sustituir el 20% de los combustibles convencionales por alternativos para 2020. Pero las ambiciosas metas de la UE y del Gobierno no se corresponden con lo que está pasando en los biocombustibles en España, según los productores.
Las buenas perspectivas dispararon la creación de plantas de biodiésel. Actualmente, hay 22 operativas, 26 en construcción y 19 en proyecto. Las empresas que pusieron en marcha sus motores para elaborar biodiésel han tenido que bajar las revoluciones y dejarlos al ralentí. Entre las causas para esta situación, figuran la importación de biocombustible, el encarecimiento de las materias primas, y la no obligación de incluir un 5% de biocombustibles en los gasóleos de los surtidores.
La última planta en incorporarse al biodiésel está en Linares, Jaén. Se trata de una fábrica procedente de la reconversión de Azucareras Reunidas, tras un expediente de regulación de empleo por la reforma de la Organización Común del Mercado (OCM) del azúcar. Treinta despedidos de Azucareras trabajan en Linares Biodiésel Technology.
La planta ha empezado a producir 150 toneladas al día, la mitad de lo previsto. Cuando esté a pleno rendimiento, tendrá que buscar compradores. Todo un reto porque, según su director Luis Alfonso Munielo, el mercado del biodiésel no atraviesa un buen momento.
La planta de Linares es una de las mayores del país y entre todas tienen capacidad para producir 800.000 toneladas de biodiésel; sin embargo, el año pasado sólo produjeron 170.000. El 90% se vendió en España, donde también entraron 150.000 toneladas de Estados Unidos.
La importación de biodiésel americano, según la Asociación de Productores de Energías Renovables (APPA), "está provocando el colapso de la industria nacional de biocarburantes justo cuando la capacidad instalada se ha multiplicado por tres en el último año, en cumplimiento de la planificación energética nacional". Los productores amenazan: "muchas de estas factorías se encuentran actualmente en una situación crítica de parada o bajo nivel de producción".
Como a perro flaco todo son pulgas, el sector también se ve perjudicado por la subida del precio de cereales como la colza o la palma. La puntilla la ha dado el retraso en la obligación de que el gasóleo para vehículos lleve un 5% de biodiésel. Este deber por ley de las gasolineras tenía que haber entrado en vigor, pero la orden ministerial aún no se ha publicado.
Demasiados problemas para un motor que va a trancas y barrancas, y cuyos responsables temen que se gripe. De seguir este panorama, en Linares temen que la maquinaria que con tanta ilusión han puesto en marcha se quede en el rodaje.

Colza por remolacha
La colza no tiene buena imagen en Jaén desde el envenenamiento masivo por aceite de colza desnaturalizado. Para una provincia cuya principal riqueza es la producción de aceite de oliva, el caso de la colza fue un duro golpe que afectó a su economía. Por eso, cuando a los agricultores les hablaron de sembrar colza torcieron el gesto. Tras el abandono de la remolacha, impuesto por la reforma comunitaria del azúcar, se resignaron a probar con la colza. Quienes apostaban por el biodiésel en Linares convencieron a unos pocos agricultores para que sembrasen 300 hectáreas.
El gancho: la urgente y masiva necesidad de esta materia prima para la nueva planta, por lo que era previsible que los precios fueran rentables. La experiencia no les ha debido convencer demasiado porque este año, según el director de Linares Biodiésel Technology, sólo han sembrado la mitad. Muy poco terreno para una fábrica que necesita 30.000 hectáreas de colza para abastecerse.

El mal viene de fuera
El biodiésel estadounidense se vende en España por debajo de 0,66 euros el litro (750 euros por tonelada), mientras que el coste de producción en las fábricas españolas es superior a 0,75 euros el litro (850 euros por tonelada). Gracias a eso, en 2007, el biodiésel de EE UU copó el 50% del mercado español.
La APPA quiere una solución y ha presentado un informe jurídico al Gobierno para evitar que los biocarburantes estadounidenses, que están subvencionados en su país, se beneficien también en el nuestro con el vigente tipo cero del Impuesto Especial de Hidrocarburos.

PÚBLICO, Domingo 3 de febrero de 2008

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