05 febrero 2008

La Patagonia, electrificada

MARÍA GARCÍA DE LA FUENTE - Madrid -
La Patagonia es conocida como destino turístico mundial. Su mayor reclamo es la preservación de los ecosistemas, paisajes y biodiversidad. Sus tierras figuran protegidas por reservas y parques y monumentos nacionales. Es la tercera zona de agua dulce más importante del mundo, después de Groenlandia y de la Antártida. Hasta ahora ha sido intocable. En sus montañas con glaciares y llanuras verdes surgen dispersos pequeños pueblos de apenas un centenar de habitantes. Es la paradisíaca región de Aysén. Sin embargo, este paisaje único en el planeta puede cambiar en los próximos meses.
La compañía española Endesa proyecta construir cinco centrales hidroeléctricas en los ríos Baker y Pascua, en la zona denominada Patagonia Norte. Estos cinco grupos eléctricos tendrían una potencia total de 2.750 megavatios, y una inversión de 4.000 millones de dólares (2.700 millones de euros).
La evaluación de impacto ambiental verá la luz esta primavera y se espera que en 2012 entre en funcionamiento la central Baker 1 (660 MW), en 2014 las de Pascua 2 (dos centrales de 770 y 500 MW) y dos años más tarde Pascua 1, con 460 MW. En 2018 entraría en funcionamiento Baker 2, de 360 MW. El objetivo del proyecto es generar electricidad para suministrar a Santiago de Chile, a lo largo de 2.200 kilómetros de cables de alta tensión, y posteriormente a la zona de Norte Chico, en la tercera región de Chile, donde hay minas de cobre.
Endesa argumenta en su proyecto "beneficios", como la construcción de infraestructuras, mejora de las telecomunicaciones para la región de Aysén, desarrollo de la economía local con servicios de alojamiento y comercio, energía barata para la zona y empleo. La construcción de carreteras, puertos e incluso un aeropuerto daría empleo a 4.000 personas, pero la zona carece de alojamientos suficientes. No obstante, este aparente desarrollo supone poner en peligro el patrimonio natural. El Consejo de Defensa de la Patagonia Chilena, del que forman parte organizaciones sociales y ambientales, advierte de la grave amenaza que supone la construcción de estos embalses. El director de Greenpeace España, Juan López de Uralde, se pregunta: "Si la política de cemento y hormigón llega a la Patagonia, ¿qué nos queda?".

Inundación de ecosistemas
Además de la anegación de zonas de alimentación y refugio de fauna, las líneas de alta tensión supondrán un peligro de colisión para aves rapaces, patos, gansos y cisnes. Por otra parte, el 70% de los suelos inundados son productivos para la población local, que debería cambiar su modo de vida.
Chile importa el 70% de la energía que consume, depende excesivamente de la hidroeléctrica interna (con cortes por las recientes sequías) y su ineficiente consumo energético crece un 30% más que el económico. Las organizaciones sociales proponen incorporar energías renovables, mejorar la eficiencia y que se liberalice el monopolio para la explotación de hidrocarburos.
Los habitantes de Aysén reclaman a la presidenta chilena, Michelle Bachelet, que cumpla su compromiso de mayo de 2006, cuando dijo: "Ningún proyecto de inversión podrá pretender hacerse rentable a costa del medio ambiente", y añadió: "No se evaluarán proyectos aislados, sino que se incorporará el manejo integrado de cuencas como eje de la nueva política ambiental".
Las áreas silvestres protegidas reciben cada año 1,5 millones de turistas, el 40%, extranjeros. Pero la gallina de los huevos de oro del turismo sostenible podría acabarse, como lamentan los ecologistas.

El símbolo de Chile en peligro
La inundación de bosques, matorrales y áreas rocosas por la construcción de los embalses conllevará la pérdida de hábitat para fauna autóctona, como el huemul, ciervo que es el símbolo de Chile y que está en peligro de extinción.
También se verán afectados el cóndor, la vizcacha austral, el carpintero negro, aves de ribera como el pato correntino y la fauna de río, como la nutria y el huillín.

PÚBLICO, Miércoles 30 de enero de 2008

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