27 marzo 2008

Brown y Sarkozy resucitan la energía nuclear

LOURDES GÓMEZ - Londres -
El Reino Unido cuenta con un muy dispuesto aliado en la orilla opuesta del Canal de la Mancha para renovar su red de centrales nucleares y liderar la nueva era atómica en Europa y el resto del mundo. Con ambos objetivos en el horizonte, el primer ministro británico, Gordon Brown, y el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, darán a conocer hoy las líneas básicas de un acuerdo energético anglo-francés, centrado en una reforzada cooperación en recursos financieros, humanos, tecnológicos y comerciales.
La visión común la dejó entrever Sarkozy al recordar, ayer, en un histórico discurso en el Parlamento de Westminster, que Francia y Reino Unido apuestan por el “poder nuclear” como “energía del futuro”. Ambos gobiernos promocionan la energía atómica como la mejor herramienta posible para “combatir el cambio climático y asegurar el suministro energético”. “Comienza un renacimiento nuclear”, advirtió horas antes el ministro británico en Comercio y Energía, John Hutton.
La energía nuclear era tabú en la retórica política británica hasta hace dos años. Los 19 reactores del país quedarán obsoletos en un par décadas, pero su renovación no se consideraba tan prioritaria como la inversión en energías renovables. Con el crudo y el gas del Mar del Norte en su fase final de extracción, el anterior primer ministro, Tony Blair, lideró el cambio ideológico, situando la independencia del suministro eléctrico como una cuestión de seguridad nacional. El pasado enero, su sucesor, Gordon Brown, dio luz verde a la construcción de nuevas centrales que ampliarán el suministro energético nuclear por encima del actual 20%.

100.000 empleos
Hutton abogó ayer por una transformación del sector para afrontar la “transición de exportadores a importadores de energía”. La audiencia que le escuchaba eran sindicalistas de un gremio que, según el ministro, puede asistir a la creación de “100.000 puesto de trabajo, muchos de ellos altamente cualificados”. “El Reino Unido puede ser la puerta del renacimiento europeo de la energía nuclear”, dijo sin dar a conocer el número de contratas que el Gobierno laborista está dispuesto a conceder. No obstante, aseguró que “ningún límite artificial” restringirá la expansión de nuevas centrales.
Londres depende del capital privado para actualizar su red nuclear. Empresas nacionales y extranjeras deberán costear la construcción y el futuro decomiso de cada planta, según estipula la ley. El proceso de adjudicación de licencias ya ha comenzado con la apertura de un concurso de modelos de reactores en el que participa el consorcio francés, Areva-EDF. Es una clara señal de la intención de la compañía pública francesa por expandir sus redes en Reino Unido. El nuevo acuerdo de colaboración debería facilitar la exportación de la tecnología nuclear dentro y fuera de Europa.
Este supuesto renacimiento nuclear nada tiene que ver con seguridad energética y cambio climático. Es, por el contrario, una ruta para generar letales residuos radioactivos que el ciudadano tendrá que pagar. Las centrales son peligrosas y pueden convertirse en objetivo de terroristas”, critica Ben Ayliffe, director de la campaña antinuclear de Greenpeace.

Grupos de presión
Los grupos de presión ecologistas no van a claudicar en su defensa de las energías renovables como apuesta limpia y segura de suministro energético. “El poder nuclear es sucio y peligroso para la salud, la seguridad y el medio ambiente. Está inextricablemente conectado a la producción de armamento nuclear en su mutua dependencia de uranio enriquecido. Tampoco es la respuesta al cambio climático puesto que no es libre en emisiones de CO2 y sólo contribuye a la producción eléctrica”, señala un portavoz de la Campaña para el Desarme Nuclear, CND.
Sondeos de opinión en Reino Unido sugieren que el 75% de la población prefiere energías renovables que nucleares. Y el 90% de las respuestas que el Gobierno recibió en su consulta sobre el futuro de la industria expresan temor por los residuos nucleares y la seguridad de las plantas. “La batalla continúa”, advierte Ayliffe.
PÚBLICO, Jueves 27 de marzo de 2008
Imagen: Público

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