26 marzo 2008

La necesaria energía nuclear

Un día después de que el Nobel de la Paz y presidente del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, Rajendra Pachauri, afirmase ante la vicepresidenta del Gobierno en funciones que no se puede descartar la energía nuclear como alternativa a los combustibles sólidos si queremos reducir las emisiones de CO2, ABC da a conocer la intención del Ejecutivo de no prorrogar la vida útil de la central nuclear de Garoña, en Burgos. Por su parte, y al margen del populismo energético, Francia y el Reino Unido firman mañana un acuerdo para el desarrollo conjunto de la próxima generación de centrales nucleares, un acuerdo que supone un paso adelante en la actitud europea hacia esta fuente de energía y que tendrá consecuencias significativas en la política comunitaria en materia ambiental, de investigación y desarrollo y en política exterior.
Garoña es una central pequeña, cuya licencia expira en julio de 2009. Con esta decisión, el presidente del Gobierno mantiene la moratoria nuclear adoptada por el PSOE en tiempos de Felipe González con un coste político y económico aparentemente pequeño. Es cierto que la potencia de Garoña no es significativa -en 2010 vencen las más relevantes Almaraz I y II, con 2.000 MW-, pero también que la decisión de cerrar un reactor es prácticamente irreversible y que son tantas las dificultades prácticas en la instalación de nuevas plantas atómicas que sólo son factibles las localizaciones ya existentes, donde la población ha comprobado los efectos beneficiosos de su presencia. Eso bien lo saben las empresas eléctricas europeas que, como Iberdrola, pujan estos mismos días por British Energy, sociedad estatal que agrupa parte de las nucleares y que el Gobierno británico ha puesto en el mercado a pesar de sus discutibles resultados operativos, precisamente por el valor económico de los emplazamientos actuales.
La decisión del Ejecutivo español representa una grave irresponsabilidad: destruye valor para la sociedad, complica la consecución de los objetivos de reducción de emisiones asumidos en el Protocolo de Kyoto y aumenta el coste social de los mismos, coloca a las empresas españolas en una posición de clara desventaja en la carrera tecnológica, ahonda la brecha política con las potencias europeas y es, además, inútil desde el punto de vista de la gestión de los riesgos nucleares, que no entienden de fronteras. Es sabido que en Francia el 80 por ciento de la energía eléctrica tiene origen nuclear, y que parte de esos reactores están cerca de los Pirineos. Además, Marruecos y Argelia han anunciado ya un ambicioso programa de nuevas instalaciones que, precisamente, se explica a través de la inminente alianza franco-británica.
Es difícil entender desde la racionalidad política o económica la decisión del presidente Zapatero, cuyo pensamiento en la materia parece haberse quedado anclado en los movimientos antinucleares de los años ochenta, muy anteriores a conceptos como la seguridad energética o la lucha contra el cambio climático. La de Zapatero es una posición ideológica y no racional que no es compartida por las fuerzas sociales, pues cabe recordar que sindicatos y patronal se han manifestado inequívocamente durante la campaña electoral a favor de abrir el «debate nuclear» -eufemismo políticamente correcto para abandonar el cierre anunciado de las centrales existentes- para abaratar la factura energética, garantizar el suministro y evitar la deslocalización industrial. Esta posición resulta aún más incomprensible cuando el Gobierno se ha mostrado extraordinariamente diligente en facilitar la entrada del gigante nuclear francés EDF en España a cambio de que una empresa española llegue incluso a gestionar una central nuclear francesa. Tanta ambigüedad y oportunismo son impropios de un país serio que aspira a ser una potencia económica internacional. La energía nuclear tiene riesgos, como los tiene el sistema financiero o la telefonía sin hilos, pero no por eso se condena a una industria al cierre y a todo un sector de futuro al exilio.

ABC, Miércoles 26 de marzo de 2008
Imagen: Flickr

No hay comentarios: