28 agosto 2008

Guerra a las basuras

Esther Sánchez
La basura nos inunda. Crece de forma proporcional al nivel de desarrollo de los países. La Agencia Europea de Medio Ambiente indica que en 1995 cada ciudadano europeo generó 460 kilos de residuos urbanos por término medio; en 2004 la cifra subió a los 520, y en 2020 se prevé que alcance los 680. La Unión Europea tendrá que hacer frente entonces a unos 340 millones de toneladas de porquería urbana al año.
La buena noticia es que el preciclado (prensar antes de comprar para evitar residuos superfluos) y el recliclado gana adeptos. "No es tan difícil, se trata de cambiar los hábitos y tomar conciencia del problema. La primera medida que habría que aplicar sería la reducción de los desechos, junto con un mayor control de las administraciones. En la actualidad, detrás del reciclado hay muchas empresas y no hay forma de conseguir datos reales", asegura un portavoz de Greenpeace.
El Ministerio de Medio Ambiente corrobora en parte las declaraciones de los ecologistas. El Plan Nacional de Residuos Urbanos indica como uno de los problemas la "carencia de datos estadísticos suficientes y verificados sobre la generación y gestión de residuos urbanos", por lo que " en muchos casos hay que resurrir a estimaciones".
Complicado o no, todavía hay personas para las que la clasificación de sus residuos continúa siendo un engorro que prefieren dejar de lado. Las excusas más frecuentes oscilan entre la falta de tiempo, de espacio, de contenedores cercano y una abierta desconfianza en que el esfuerzo no sirva para nada y los desechos acaben mezclados en los camiones de basura. Las empresas que se encargan de la recogida aseguran que este temor es un bulo sin ningún fundamento. "Todo lo que reciclamos en casa y echamos en los contenedores adecuados va a las plantas de tratamientos en camiones distintos", sostienen.
Pero, por un motivo u otro, la mayor parte de los residuos de los hogares se tira al mismo cubo y termina en los vertederos sin clasificar. Esta circunstancia impide también que las plantas de tratamiento puedan obtener un compost de calidad de los restos orgánicos que forman la mayor parte de los desechos urbanos. "El compost que se obtiene no sirve para nada, porque lleva restos de vidrio, colillas...en fin, de todo. Si fuera de calidad, se podría utilizar como abono para el campo tan necesario en un país con los índices de desertificación de España", afirman desde Greenpeace.
Y por contenedores que no quede. Con forma de iglú o cuadrados; con apertura lateral o superior; tragamóviles; para fabricar compost; de color amarillo, verde, azul, gris o blanco, la oferta de contenedores repartidos por las calles de ciudades y pueblos se multiplica en un intento de extender el hábito de reciclar. El 96,7% de la población española tiene ya acceso a recipientes para depositar papel, cartón, envases de plático, latas y briks, indica Ecoembes, asociación sin ánimo de lucro encargada de la gestión de este tipo de residuos. Además, Ecovidrio ha instalado un contenedor para los recipientes de vidrio por cada 327 habitantes."La mejor red para el vidrio de toda Europa", aclaran en Ecovidrio, asociación que gestiona estos desperdicios.
Un record que, sin embargo, todavía no ha servido para alcanzar las tasas de recuperación de este material en otros países como Suiza, con un ratio del 96%, o Suecia, con un 92%. En España se encuentra en el 55%, lo que supone que cada ciudadano recicló 14,5 kilos de vidrio en 2007. La directiva europea marca como objetivo mínimo para finales de 2008 aprovechar el 60% de los envases de vidrio puestos en el mercado. El papel es otro de los materiales estrella en el reciclado mundial. Estados Unidos consiguió recuperar el 56% de todo el papel consumido en 2007. La media de Europa está en el 62%.
Otra de las para desprenderse de forma responsable de residuos son los puntos limpios. Los hay fijos y móviles: camiones que se acercan a determinados lugares de las localidades y minis como los que ha instalado Torrejón de Ardoz, un pueblo cercano a Madrid, en las zonas más concurridas del municipio. Estos últimos admiten CD, DVD, bombillas, baterías de móviles, pilas, cartuchos de impresora, tapones de corcho y chapas de botellas.
El ciudadano es parte fundamental del proceso de reciclado. Pero, al mismo tiempo, los fabricantes tienen en su mando reducir al máximolos embalajes y utilizar materiales menos contaminantes, por aquello que es mejor prevenir que curar. "De esta forma se ahorranmaterias primas y energía, porque la producción y el reciclado también contaminan", recuerda la portavoz de Greenpeace. En ello están. Por ejemplo, el embase de una botella de agua de 1,5 litros ha reducido su peso en un 35% en los últimos 20 años, y el espesor medio de una lata de conservas de hojalata ha bajado en cai un 29%. No sólo se ahorran materias primas, sino que baja el consumo de energía y las emisiones de dióxido de carbono, responsables del calentamiento global.
Un buen ejemplo de hasta donde se puede llegar con el reciclado es Japón. El 90% de sus ciudadanos se desprende bien de ellos. Y no es una tarea fácil. El manuel para tirar correctamente la basura tiene 30 páginas y es exhaustivo. Se clasifican los desechos combustibles de los que no lo son, y se ponen aparte el papel, las botellas de plástico, las pilas, los vaporizadores, la ropa, los medicamentos y los restos de productos peligrosos, como lejías y detergentes.
Entre los desechos de los países ricos ha emergido con fuerza en los últimos años la basura electrónica. Cada año se tiran en el mundo entre 20 y 50 millones de residuos electrónicos, seg´n la ONU. En Europa supone el 5% de todos los desperdicios. La mayor parte acaba en ciudades vertedero de China, Pakistan, India y Nigeria, donde miles de niños y mujeres trabajan en condiciones inhumanas para obtener de estos aparatos el material aprovechable. Están expuestos a residuos muy tóxicos, entre los que se encuentran metales pesados como el mercurio, cadmio, plomo y cromo.
EL PAÍS, Jueves 5 de junio de 2008
EXTRA DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE
Imagen: Flickr

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