27 octubre 2007

El país más amenazado por el calentamiento global

MANUEL ANSEDE - Madrid - 26/10/2007 21:29
Tuvalu es un país miembro de Naciones Unidas, pero con una población semejante a la de la localidad cántabra de Corrales de Buelna: 11.000 habitantes. Este diminuto archipiélago del Pacífico Sur es conocido en el mundo por dos factores: el dominio de Internet ‘.tv', una de sus fuentes de ingresos, y la posibilidad de convertirse en el primer país del mundo que desaparezca a consecuencia del calentamiento global.
Según el Panel Intergubernamental del Cambio Climático, el nivel del mar podría subir 59 centímetros de aquí a 2100. Y la ‘cumbre' más elevada de Tuvalu apenas mide cinco metros.
Los habitantes de estas islas ya han empezado a sentir la transformación del planeta. Hace dos decenios, el archipiélago se inundaba una vez al año. En la actualidad, los habitantes de Tuvalu tienen los pies en el agua al menos una vez al mes. Y el agua salada ha arrasado los cultivos de pulaka, un tubérculo que era, junto al pescado, la base de la alimentación de sus habitantes.
El primer ministro de Tuvalu, Apisai Lelemia, no oculta su preocupación. "Nuestro entorno está cambiando de manera trágica y los ancianos han notado los cambios: algunas playas han desaparecido, los islotes están siendo cubiertos por el océano y los cultivos mueren por el agua salada", escribió Lelemia hace unos meses en la revista Crónica ONU.

A merced de los emisores
Su país ha sido uno de los defensores acérrimos del Protocolo de Kioto en Naciones Unidas y el propio primer ministro no se ha mordido la lengua a la hora de criticar la actitud de las naciones más contaminantes. "Nosotros compartimos la responsabilidad de proteger el medio ambiente, pero los efectos del cambio climático están causados por las emisiones de países que se encuentran a miles de kilómetros de aquí, estamos a merced de la comunidad internacional", asegura.
Tuvalu carece de recursos naturales. Sus principales ingresos provienen de la venta de licencias de pesca a países como Estados Unidos y Japón, la venta de sellos para coleccionistas y las transferencias bancarias de unos 500 marineros tuvaluanos que trabajan en la flota alemana. Además, el país ha recibido en seis años casi tres millones de euros por el alquiler de su dominio ‘.tv' a la multinacional estadounidense Verysign, que también gestiona los ‘.com' y los ‘.net'.
La comunidad internacional ha reaccionado de manera tibia a la inquietud del archipiélago. En enero de 2006 la oposición australiana propuso al primer ministro, John Howard, la creación de un estatuto de refugiado climático para las poblaciones amenazadas. Nueva Zelanda, por su parte, ha aceptado recibir un contingente anual de 75 personas, dentro de un plan de inmigración que huye de la palabra evacuación.
Pero no todo son malas noticias en este archipiélago polinesio. La ONG francesa Alofa Tuvalu ha puesto en marcha un plan para convertir el país en "víctima y ejemplo" del calentamiento, según la portavoz de la organización, Fanny Héros. El objetivo es convertir Tuvalu en un país libre de petróleo, mediante la instalación de placas solares, pequeños parques eólicos y la elaboración de biodiésel a partir de aceite de coco. Dentro de 10 años, el 50% de la energía de las islas será renovable.
El proyecto cuenta con la aprobación del Gobierno. "Todos los países deben comprometerse a reducir las emisiones de CO2 y nosotros debemos hacer todo lo posible para impedir un aumento de dos grados en la temperatura media mundial, porque sería una catástrofe para Tuvalu", advierte Lelemia.

Otro Plan Marshall
En opinión del primer ministro, es necesario que la comunidad internacional desarrolle un programa análogo al Plan Marshall para financiar los costes de adaptación de los países más afectados por el cambio climático. Si no, acudirán a los tribunales. "No podemos cruzar los brazos y asistir en silencio a la progresiva desaparición de nuestro país. Si hace falta, utilizaremos todos los medios legales disponibles para pedir la reparación de todos los daños causados por el cambio climático".
El calentamiento global no es el único problema que Lelemia tiene sobre la mesa. Tuvalu es una antigua colonia británica, independizada en 1978. Sin embargo, los tuvalenses siguen siendo súbditos de Isabel II de Inglaterra. La mitad de la población, no obstante, se declara partidaria de un régimen republicano.
Esta sed por abrazar los ideales de la Revolución Francesa se encuentra con un gran obstáculo en el propio país. Según el Ministerio de Asuntos Exteriores francés, los partidos políticos no existen de manera formal y los candidatos se eligen por criterios de reputación o alianzas entre los miembros de una comunidad. Si se superan estas herencias del colonialismo y se establece una verdadera democracia, el archipiélago de Tuvalu estará preparado para convertirse en la primera república submarina de la historia.

PUBLICO, 26 de octubre de 2007
Imagen: Público

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