03 octubre 2007

Paul L. Joskow: «Hay petróleo para siempre, depende de cómo se usen las reservas»

EMILI L. BLASCO. CORRESPONSAL
LONDRES. Si hasta hace poco la razón de intentar encontrar alternativas viables era la escasez de recursos y su encarecimiento, ahora el debate sobre el cambio climático convierte la búsqueda en un proceso más exigente: nuevas energías y además no contaminantes. Joskow, profesor de Economía y Gestión del Massachusetts Institute of Technology (MIT) busca las respuestas.
-En un mundo de creciente consumo energético, ¿cuál es la solución para reducir las emisiones de gases contaminantes?
-Hay que abordar un conjunto de estrategias. Primero, mejorar la eficiencia energética, tanto en transporte como en iluminación, industria y otros usos. Segundo, potenciar energías renovables, el aprovechamiento del viento, la utilización de biocarburantes apropiados en el transporte... Tercero, desarrollar nuevas centrales nucleares: en EE.UU. se acaba de producir la primera solicitud de licencia para una nueva central nuclear; Finlandia está construyendo una nueva planta y China varias, por citar algunos países. Finalmente, hay un interés creciente en tecnologías destinadas a lo que se llama captura y secuestro del carbono para aplicarlas en países con grandes cantidades de carbón, como Estados Unidos, India y China, de manera que el carbón pueda ser usado sin vertir un exceso de dióxido de carbono en el medio ambiente. Todas estas estrategias van adelante con investigaciones y aplicaciones destinadas a reducir su coste.
-¿Está presionando en exceso la agenda política, con el imperio de lo políticamente correcto, en lo que debiera ser un debate tan sereno como realista? -En realidad siempre hay agenda política, y también agendas de grupos de intereses. El debate ya no es sobre si las actividades humanas están afectando al clima, pues finalmente se está de acuerdo de forma mayoritaria en que la actividad del hombre produce un calentamiento. El debate científico está ahora en determinar cómo de rápido es ese proceso. Las soluciones requerirán actuaciones a largo plazo, pero los gobiernos tienden a querer actuar de modo muy rápido, sin atender a toda la complejidad del problema.
-¿En qué se están tomando medidas apresuradas?
-Aprecio quizás demasiado entusiasmo en la energía eólica. Países como Estados Unidos y Canadá están dedicando muchas subvenciones a esta fuente de energía alternativa. Pero la eólica no es una fuente estable, pues depende de cómo sopla el viento. Puede que sea parte de la respuesta, pero desde luego no es la única. No debería ser el foco principal de todos los recursos para afrontar el cambio climático.
-También se había puesto una gran esperanza en los biocarburantes, pero hasta la fecha no han demostrado ser una clara alternativa.
-En Estados Unidos hay una larga tradición de subvencionar la producción de etanol procedente de maíz, más como un programa de subvención para la agricultura que como un plan energético. Cada vez está más claro que el etanol de maíz no va a ser a largo plazo una significativa fuente de combustible líquido para el transporte, por el precio del maíz y por sus emisiones de CO2. Pero hay otras opciones; todavía está por investigar en los campos de la ingeniería química y la genética con el fin de desarrollar una tecnología eficaz que transforme hierba y otros productos en alcohol etílico. Algunas de las grandes compañías petroleras están gastando mucho dinero en la investigación sobre biocarburantes.
-¿Cuánto tiempo durarán las reservas de petróleo?
-Hay petróleo para siempre, si podemos hablar así. Depende de cómo se usen las reservas. Si el precio es suficientemente alto, tendremos que utilizar energías alternativas al petróleo convencional. Es una cuestión de lo alto que sean los precios del petróleo, y de qué atractivos pueden comenzar a ser los precios de los productos alternativos a la gasolina. Sabemos cómo sacar gasolina del carbón; es caro y produce CO2, pero si podemos capturarlo y ponerlo bajo tierra podría convertirse en otra fuente de combustible líquido, y los biocarburantes entran en precios económicos a unos 100 dólares el barril.
-La energía nuclear, combatida tanto por los ecologistas, ¿se convierte ahora en solución como fuente de energía sin emisiones contaminantes?
-Los países europeos deberían dirigir una mirada fresca a la energía nuclear. Ciertamente en cuestión de seguridad existe una mala experiencia, Chernobil, pero la energía nuclear ha mejorado su funcionamiento desde un punto de visto operativo. La nueva generación de reactores son más simples y menos caros. Los datos sobre seguridad en las plantas estadounidenses en los últimos 15 años han sido excelentes. Si además resulta que las centrales nucleares no producen dióxido de carbono, hay que concluir que se merecen nueva atención. Si estamos preocupados por el cambio climático, no podemos eliminar las centrales nucleares de la mesa. Es algo que cada país tiene que evaluar por su cuenta. Necesitamos un modo de producir energía sin verter dióxido de carbono en la atmósfera. No basta con la energía eólica.Y sea como sea la eficiencia energética, países como China, India van a seguir aumentando su consumo de electricidad.
-¿Y cómo responder al aumento del consumo energético en países como España?
-En el caso de España y de otros países del sur de Europa, dentro de la combinación de las diferentes alternativas ya señaladas, cobra importancia la eficiencia energética. España está creciendo en términos de consumo energético y en ingresos per cápita; la gente compra casas más grandes o segundas viviendas, y es importante que la tecnología de mayor aprovechamiento energético se use en servicios como construcción, iluminación, calefacción y aire acondicionado. Es algo que tiene que ver con el comportamiento: cómo conseguir que los consumidores hagan rendir mejor sus recursos energéticos, y que los arquitectos y diseñadores ideen edificios para aprovechar mejor la energía.
ABC MIÉRCOLES_3_10_2007

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