15 diciembre 2009

Copenhague, una ciudad sobrepasada

(Luis Merino. Enviado especial. Copenhague)
La capital mundial del cambio climático estos días no se esperaba un chaparrón como el que ha caído. Un chaparrón de gente. La llegada de más personal de delegaciones, más periodistas, empresarios y ONG ha colapsado literalmente la entrada del Bella Center, el centro neurálgico de la cumbre. En el interior los países africanos tratan presionan para exigir acuerdos vinculantes.
Ya lo advertía ayer Ramón Fiestas, secretario general de la Asociación Empresarial Eólica (AEE): “preparaos mañana para hacer cola y pasar frío”. Se refería a las dificultadas para conseguir la acreditación y acceder al Bella Center, donde tienen lugar los actos oficiales de la Cumbre del Clima. El frío en Copenhague, con 0 grados de temperatura máxima hoy, es llevadero cuando se está bien abrigado y en movimiento. Pero roza la tortura cuando hay que esperar hasta cinco horas de cola sin avanzar más allá de 100 metros. Y todo para que antes de llegar al destino cierren las puertas de entrada y le pidan a uno que vuelva mañana. Es entonces cuando, entre indignados y desolados, cientos de personas llegadas desde todos los rincones del planeta corean a gritos que nos dejen pasar mientras algunos exhiben espontáneas pancartas que dicen “A esto lo llamo yo eficiencia”. Ni los cafés gratuitos que un puesto patrocinado por Vestas ofrecía a lo largo del recorrido servían de consuelo. Copenhague es hoy una ciudad sobrepasada. Ya hace días, cuando el número de periodistas registrados alcanzó la cifra de 5.000 la organización de la conferencia tuvo que cerrar la admisión de acreditaciones de prensa con la excusa de que el Bella Center, no puede acomodar a más de 15.000 participantes. Una medida aleatoria por todos aquellos a los que puede dejar en la estacada ya que el número total de asistentes registrados supera los 45.000. Y demuestra hasta qué punto Dinamarca se ha despistado con las expectativas de una cumbre llamada a sustituir a Kioto.
África se cansa de palabras
Una de las vías de negociación abierta en la COP15 es la de extender la vigencia del Protocolo de Kioto en tanto no se consiguen adhesiones firmes a un nuevo acuerdo. Pero este segundo Kioto, que mantiene la obligatoriedad de reducciones para los países ricos, está siendo obstaculizado por algunos países como Australia y Japón. Precisamente una ONG australiana combatía el frío a las puertas del Bella Center criticando la actitud de su gobierno que no quiere perder los ingresos que le da ser el mayor exportador de carbón del mundo. Los países africanos se han unido, con el apoyo del G77 de países en desarrollo, y se han levantado esta mañana de la mesa de negociaciones, al tiempo que criticaban la falta de compromiso de los países ricos para hablar de reducciones de emisiones obligatorias.
Mientras, la delegación española encabezada estos días por la secretaria de Estado de Cambio Climático, Teresa Ribera, se vuelca en reuniones bilaterales para tratar de concretar lo más posible los textos que luego tendrán que debatir los ministros y jefes de Estado a partir del miércoles.
La eólica se postula como solución
Ramón Fiestas estaba en Copenhague con el presidente de AEE, José Donoso, y con una representación del sector eólico español –por aquí había gente de Acciona y de Iberdrola Renovables– que participaban en un acto organizado por el Global Wind Energy Council (GWEC). “La eólica podría alcanzar hasta un 65% de las reducciones de emisiones previstas para los países industrializados”, señala esta organización. En una presentación conjunta entre el GWEC y el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas, el director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner apuntó que “un acuerdo serio en Copenhague representaría una oportunidad de oro para que la eólica acelerase su penetración en muchos países y redujera las emisiones de gases de efecto invernadero, generase energía limpia e incentivase el empleo”.


ENERGÍAS RENOVABLES, Martes 15 de diciembre de 2009

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