14 diciembre 2009

La pugna entre EE UU y China centra la negociación en la Cumbre del Clima

R. MÉNDEZ / C. ÁLVAREZ - Copenhague -
Al secretario de Naciones Unidas para el Cambio Climático, Yvo de Boer, casi le sale un palíndromo al resumir la situación de la Cumbre del Clima Copenhague: "EE UU pide más de China y China pide más de EE UU". El nuevo G-2 acapara una negociación en las que primero se acordó lo que parecía más difícil, las cifras de reducción de emisiones, y el atasco está ahora en las palabras y la financiación. Ayer, unos 50 ministros -España estuvo representada por Teresa Ribera, secretaria de Estado de Cambio Climáticon- se reunieron a puerta cerrada para que los 110 líderes tengan su acuerdo. Mientras tanto, la policía danesa volvió a enseñar músculo al detener a 257 personas que liberó horas después. De los 968 arrestados el día anterior en la gran manifestación, sólo presentó cargos contra cuatro. La desproporción originó una oleada de críticas de los activistas.
La primera semana de la cumbre ha revelado los escollos. EE UU afirma que de ninguna manera financiará a China. "No veo dinero público de EE UU destinado a China"; resumió el enviado de Obama, Todd Stern, quien añadió que no piensan "reparar ni pagar ninguna deuda" por sus emisiones de los últimos 200 años.
El viceministro chino de Exteriores, He Yafei, contestó a lo oriental: "La historia es el espejo en el que mirarnos para avanzar". China exige ayuda para rebajar un 40% del CO2 por unidad de PIB en 2020 con el argumento de que es un país en desarrollo con 150 millones de pobres.
Las cifras chinas no están claras. China no habla de emisiones, sino de intensidad, lo que dificulta la comparación. Para financiarle, los países desarrollados piden que declare sus emisiones, algo que Pekín ve como una intromisión. Los cálculos de la UE no coinciden con los chinos. Europa considera que el objetivo chino supone que, en 2020, sus emisiones estarán entre un 12% y un 15% por debajo de la tendencia actual. Esto se sitúa lejos del 30% pedido por la UE. No se trata de reducir emisiones sino de que crezcan menos. Las dudas crecen porque la Agencia Internacional de la Energía afirma que el plan chino aportará un 25% de la reducción mundial. México, Reino Unido y Noruega han presentado una propuesta de financiación que incluye a China como donante, aunque muy lejos de los países ricos.
La UE exige compromisos mayores a ambas partes. Europa ve cómo los dos borradores de la cumbre contemplan que el Protocolo de Kioto siga vigente entre 2013 y 2020. "Nosotros salvamos Kioto, lo vamos a cumplir y nuestra legislación incluye los mecanismos del protocolo. Pero no basta. No incluye a EEUU ni obliga suficientemente a China", explicó el comisario europeo Stavros Dimas.
Los Veintisiete se reservan la carta de ampliar su recorte de emisiones del 20% al 30%. El anuncio se da por descontado. El Panel Intergubernamental pide para los países ricos recortes de entre el 25% y el 40% y la UE, que ha liderado este proceso, no puede ir con una cifra inferior. Dimas admitió que sin el 30% carecían de "fuerza moral" para reclamar más a EE UU y China.
Mientras la negociación seguía, ayer era el día para buscar explicaciones a la extraña sensación que dejó la noche anterior. Por un lado, la espectacular cifra de 968 detenidos en una multitudinaria manifestación. Por otro, lo pacífico de la marcha y de la vida en Copenhague. Del millar de arrestados la policía sólo presentó cargos contra cuatro, dos daneses, un alemán y un francés. "Estábamos en una manifestación pacífica hablando tranquilamente y llegó la policía y comenzó a detener a todo el mundo", explicó Marie Bumdgaard, detenida y liberada el sábado. "Me pusieron las esposas de plástico y nos obligaron a estar cinco horas sentados con las piernas abiertas en el suelo, todos en fila. Hacía mucho frío y se te quedaban dormidos los brazos y las piernas. El trato fue inhumano, pensaba que esto no ocurría en Dinamarca", relata indignada esta danesa de 21 años: "Había algunos con muy poca ropa y vi a gente que se meó encima, otros lloraban".
"Fue una detención masiva, pero no pensamos pedir perdón", contó un portavoz de la policía, quien matizó: "No podemos garantizar que todos los detenidos hayan hecho algo. Por eso decimos que pueden pedir una compensación".
EL PAÍS, Lunes de diciembre de 2009

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