09 diciembre 2009

"Las emisiones deberán tocar techo en 2020"

RAFAEL MÉNDEZ Enviado especial - Copenhague -
Se llamará Acuerdo de Copenhague y comienza a tomar forma. Ayer se filtró entre los observadores y la prensa el borrador de acuerdo preparado por la presidencia danesa. El documento, lleno de espacios en blanco donde debe haber cifras, deja el grueso de la negociación para los últimos días pero revela avances y dificultades en busca del pacto.
El texto arranca con una declaración solemne: "Las partes subrayan que el cambio climático es uno de los mayores retos de nuestro tiempo y se comprometen a una respuesta fuerte mediante acciones nacionales inmediatas y cooperación internacional reforzada para limitar el aumento global de la temperatura a un máximo de dos grados sobre los niveles preindustriales". Y deja abierta la posibilidad de que los países en desarrollo no se vean tan obligados: "Las partes son conscientes de que el desarrollo social y económico y la erradicación de la pobreza son las primeras prioridades en los países en desarrollo".
Las potencias reconocen que "una economía baja en emisiones en una oportunidad para promover crecimiento económico continuado y desarrollo sostenible."
El acuerdo apoya "el objetvo de que las emisiones toquen techo los antes posible, pero no después de [2020]" para lo que reconoce que "el marco temporal para los países en desarrollo será mayor". Para el largo plazo, apoya el "objetivo de tener una reducción global en 2050 de al menos un 50% respecto a 1990". El Acuerdo de Copenhague crea un fondo económico de urgencia para ayudar entre 2010 y 2012 a los países en desarrollo que sigue sin cuantificar.
Los países desarrollados se comprometen con objetivos nacionales, que aún no están cifrados pero que supondrá lo que cada uno ha dicho por el momento (-17% respecto a 2005 en EE UU; el 30% en la UE, 25% en Japón...) aunque admite que "La compensación internacional" será una herramienta improtante. EE UU ha pedido que, si tiene que ampliar su objetivo de recorte de emisiones, lo hará mediante ayudas a la reforestación en países tropicales.
Los países en desarrollo estarán obligados a comunicar a Naciones Unidas la reducción de emisiones obtenidas mediante ayuda internacional. La que hagan ellos por su cuenta queda para una comunicación voluntaria al registro. Este es uno de los escollos. EE UU exige que China deje que la ONU audite sus emisiones pero Pekín se niega con el argumento de que eso supondría una injerencia.
El texto incluye algo que no entró en el Protocolo de Kioto: que "reducir las emisiones de la deforestación es un aspecto importante de la respuesta al cambio climático". Las partes "subrayan la importancia de tener recursos e incentivos a los países en desarrollo para que lleven medidas que resulen en una reducción de emisiones medible y verificable". Los países con bosques tropicales han exigido ayudas para mantener uno de los grandes almacenes de CO2 que existe, ya que la deforestación causa un 20% de las emisiones mundiales de CO2.
Los países también acuerdan atajar las emisiones de la aviación y el transporte marítimo, que quedaron fuera de Kioto por dificultades metodológicas: "Una respuesta efectiva de reducción debe incluir a los bukers", la aviación y el transporte marítimo, que tendrán objetivos de reducción en 2020 coordinados con la Organización Marítima Internacional y la Organización de Aviación Civil".
Las ONG han considerado el texto como falto de ambición, sobre todo para tratarse de un primer borrador en el que lo previsible es que los cambios vayan a la baja.
EL PAÍS, Miércoles 9 de diciembre de 2009
Imagen: El País

1 comentario:

JPG dijo...

Afortunadamente el egoísmo de la mano con la crisis harán el trabajo que los políticos no: cuando ya no haya dinero cuidaremos los recursos